Grupos de migrantes, principalmente originarios de Haití, han llegado a Quintana Roo durante la última semana. Antes estuvieron en Tapachula, Chiapas, de donde fueron trasladados en autobuses a diferentes puntos del país ante el colapso de las oficinas migratorias en esa ciudad.
Por lo menos mil 700 de ellos han solicitado al Instituto Nacional de Migración (INM) quedarse en el estado, en calidad de refugiados, según informó la oficina de comunicación social.
En Cancún se instaló un albergue en la secundaria pública de la Región 101, pero no ha sido suficiente para atender la demanda de techo y comida. Algunos comedores comunitarios también les han brindado servicio.
Caleb Charles, uno de los migrantes, detalla que se han movido en contingente.
Él dejó Haití desde el 2015. Partió a Brasil en busca de mejores condiciones de vida. En ese país trabajó como conductor de autobús, ayudante de construcción, entre otras cosas, con un permiso de residencia temporal.
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Pero este año, junto con su esposa, decidió dejar Brasil y emprender la travesía migratoria hacia Estados Unidos, cruzando por ocho países.
Desde Bolivia hasta el sur de México tardaron casi un mes en llegar, a pie, en camión o en el transporte que se les facilitara. Viaja con familia. Ha pasado hasta tres días sin comer, pues lo poco que logran tener es para los hijos.
El migrante cuenta que han gastado alrededor de 16 mil dólares en la travesía, entre transporte, comidas y dos mil dólares que les robaron a punta de pistola.
Ante el agotamiento y la falta de recursos, su plan ha cambiado, ahora busca residir de forma legal junto con su esposa e hijos.
“Lo que quiero es trabajar y una casa, pero ya no tengo dinero”, dice en entrevista.
Hasta el momento no se ha anunciado un plan para la incorporación al empleo formal de las personas migrantes.