De las obras literarias que leí en el segundo semestre de 2021 estas siete son las que valoro como las mejores. En Animal Político he publicado reseñas de las mismas. Solo me falta hacerlo de 2666 de Roberto Bolaños.
– Como polvo en el viento (Tusquets, 2020) de Leonardo Padura (La Habana, 1955). Narra la historia de una generación de cubanos, la suya, que salen de la isla en busca de una vida mejor. Es un drama coral de un grupo de amigos que por las condiciones económicas, políticas y sociales se ven obligados a salir de Cuba. La novela va y viene entre el pasado y el presente que ha sido una constante en las obras de Padura. “La memoria es siempre mejor que el olvido, por dolorosa que pueda ser. Esa convicción la llevo a mi literatura que, siempre lo he dicho, tiene un componente importante de crónica social. Se pueden leer mis novelas como reflejos de una memoria que no siempre es la memoria oficial”.
– Todo en vano (Libros del Asteroide, 2020) es la más importante novela del alemán Walter Kempowski (1929-2007). La historia que se cuenta se sitúa en 1944, en los últimos meses de la II Guerra Mundial. La obra se publica por primera vez en 2006. El relato se centra en el espacio de la villa Georgenhof, que por décadas ha pertenecido a la familia Von Gobling, ubicada en las cercanías de la ciudad portuaria de Könisberg, hoy Kaliningrado, en ese entonces parte de la región alemana de la Prusia oriental, que ahora es Letonia. En la villa viven la señora Von Goblig, Katharina, su hijo Peter, dos ucranianas que ayudan en las labores de la casa, un polaco que se hace cargo de múltiples tareas, y una pariente del dueño de la casa, que actúa como ama de llaves.
– Nuestros inesperados hermanos (Alianza Editorial, 2020) de Amin Maalouf (Beirut, 1948), francés de adopción y académico de la lengua del país que lo acogió. Es una novela muy distinta a las que antes ha publicado. Esta tiene elementos de ciencia ficción, pero que se propone, una reflexión profunda, de carácter filosófico, sobre la sociedad actual y el futuro que nos espera. La historia que cuenta Maalouf plantea que en cualquier momento, la humanidad puede destruirse a sí misma. Está el arsenal nuclear, los virus letales, como el del Covid-19, y los cambios genéticos en muchos seres vivos. ¿Qué pasa si el poder de la ciencia y la tecnología cae en manos de gobernantes incapaces, que no tienen principios que normen su accionar? ¿Qué pasa si caen en manos de fundamentalistas de cualquier signo político-ideológico?
– 2666 (Alfaguara, 2016) publicada después de la muerte del chileno Roberto Bolaños (1953-2003) se compone de cinco partes, que son otras tantas novelas, todas relacionadas de manera inesperada. El crítico literario Ignacio Echeverría fue el encargado de revisar y prepara el manuscrito, para su publicación. En 2000, el autor, que vivía con su familia en Barcelona, entra a una lista de espera, para someterse a un trasplante de hígado que nunca ocurrió. Consciente de su estado de salud decide embarcarse en la construcción de una obra que consideraba de “dimensiones colosales”. De ella dice que: “2666 es una obra tan bestial, que puede acabar con mi salud, que ya es de por sí delicada. Y eso que al terminar Los detectives salvajes me juré nunca más una novela río: llegué a tener la tentación de destruirla toda, ya que la veía como un monstruo que me devoraba”.
– Cuentos mexicanos. Antología (Alfaguara, 2004) reúne siete textos fundamentales en la literatura mexicana del siglo XX escritos entre 1952 y 1968. La selección es de Sealtiel Alatriste. Los cuentos son: El guardagujas (1952) de Juan José Arreola; ¡Diles que no me maten! (1953) de Juan Rulfo; Lo que sólo uno escucha (1971) de José Revueltas; La suerte de Teodoro Méndez Acubal (1960) de Rosario Castellanos; Chac Mool (1954) de Carlo Fuentes; Amelia Otero (1957) de Sergio Pitol y Tarde de agosto (1963) de José Emilio Pacheco. Los había leído antes, algunos más de una vez, pero ahora leerlos juntos me produjo un enorme gozo. Cada uno es una joya que vale por sí misma. En el siglo XXI estos escritores y sus obras siguen vigentes y continúan influyendo.
– La tarde y el río (La Oca Editores, 1992) un poema integrado por 100 haikús del dramaturgo Luis de Tavira. El también dramaturgo José Ramón Enríquez, que dirigió La Oca Editores, de la obra de Luis escribe: “Poema de largo aliento formado por cortes de la respiración de un auténtico místico, La tarde y el río viene a demostrar no solo la calidad de su factura sino la permanente voluntad de su autor por asistir al flujo de su propia historia en cosa de aquella “contemplación para alcanzar amor” con que Ignacio culminara el libro de sus Ejercicios”. La experiencia íntima que Luis relata en este poema me mueve y hace pensar en la vida y su devenir como el río que corre, inexorablemente, hacia el mar. Desde la nostalgia de la tarde que cae. Es una obra casi secreta que debería conocerse más.
– Ese modo que colma (Anagrama, 2010) de Daniel Sada (1953-2011) reúne once relatos que se ubican en la zona fronteriza y desértica del país. En una entrevista a la salida de su libro dijo: “Sigo creyendo en la literatura imaginativa, es decir, sí hay que investigar algunas cosas, pero todo surge de la imaginación. Quizá por eso voy a contracorriente, pero no importa, solo puedo decir que de mí no esperen una novela histórica”. Los once relatos son: El gusto por el baile; Un cúmulo de preocupaciones que se transforma; Crónica de una necesidad; Atrás quedó lo disperso; Eso va a estallar; El diablo en una botella; Un camino siempre recto; La incidencia; Cualquier cosa va; Limosna millonaria y Ese modo que colma, que da título al libro. De esta obra, que fue su regreso al cuento, afirma: “es importante para mí no repetir fórmulas, por eso cada uno (cuento) tiene una estructura distinta. Vigilé mucho que no hubiera recetas conocidas”.
Twitter: @RubenAguilar