Más de una docena de empresas chinas confirman que detendrán la producción en plantas localizadas en Zhejiang, tras confirmarse un importante brote de COVID-19.
Los cierres como respuesta a la implementación de acciones más severas por parte de las autoridades para contener la propagación del virus en el país.
China reportó 80 nuevos casos de COVID-19 el domingo, de los cuales 74 fueron identificados en Zhejiang.
La provincia de Zhejiang registró un total de 173 casos del virus, transmitidos localmente durante la semana del 6 al 12 de diciembre.
Las empresas están comprometidas a cooperar con las medidas del gobierno local y está en las manos de las autoridades decidir cuándo puede resumirse la producción.
La persistencia de brotes del virus representa un obstáculo importante para la actividad económica en China y un riesgo para las cadenas productivas a nivel global.
La política de cero tolerancia del gobierno chino ante el COVID-19 es una de las más agresivas en todo el mundo.
Las medidas son un riesgo más para el crecimiento de China, que se ha desacelerado fuertemente en la segunda mitad de 2021.
Se estima que China preparará nuevos estímulos fiscales para 2022, con la intención de contrarrestar la desaceleración, después de que el Partido Comunista anunciara que su principal objetivo de cara al próximo año será estabilizar la economía y mantener el crecimiento.
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