Nota de Maya Comunicación
Fotografía Bruno Cortés/Maya Comunicación
La vista de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl nos resulta imponente desde todos sus ángulos, más cuando los vemos a pocos kilómetros de distancia. Esta es una de las postales con la que nos recibe Atlixco que se encuentra a aproximadamente 40 minutos de distancia de la capital de Puebla.
Esa cercanía con don Goyo –como los habitantes de la zona también llaman al volcán– es lo que hace que el clima en Atlixco sea muy agradable: con días de calurosos a templados durante primavera y con lluvia durante el verano. Es por ello que uno de sus muchos atractivos son sus balnearios, perfectos para pasar un día en familia dándose un chapuzón.
Subir al mirador del Cerro de San Miguel nos permite tener una vista panorámica de Atlixco –cuyo nombre significa “Agua en el valle”– en la que se aprecia su riqueza natural y sus contrastes arquitectónicos. Además del paisaje del valle, allí también se encuentra la Capilla de San Miguel que data del siglo XVIII.
Tradiciones ancestrales de un solo lugar
San Miguel Arcángel es un personaje que une el pasado prehispánico de Atlixco con sus vestigios coloniales, ya que el 29 de septiembre se lleva a cabo la fiesta de su santo patrono y ésta, llega a coincidir con la celebración del festival Huey Atlixcáyotl, que se celebra el último domingo de septiembre de cada año.
El festival Huey Atlixcáyotl es uno de los más importantes en Puebla ya que reúne a participantes de diversos puntos del estado quienes, a través de la música, el baile y distintos rituales agradecen a Quetzalcóatl por las buenas cosechas.
Por su cercanía con la ciudad de Puebla, Atlixco se convirtió en un lugar donde se establecieron varios conventos que actualmente se pueden visitar, tal es el caso del Exconvento del Carmen, el de La Merced y el de San Francisco.
Los más curiosos querrán visitar Atlixco para darse una vuelta por Punto Marconi en donde aseguran que las leyes de la física quedan del lado cuando los autos que están en punto muerto pueden subir las pendientes en lugar de bajarlas.
Este lugar también es reconocido por sus supuestos avistamientos ovni, aunque el único objeto volador no identificado que seguro encontrarás aquí es su famoso platillo volador de hojalata instalado por algún fanático de la actividad paranormal.