Inevitable

Los últimos 4 gobernadores del Estado de México fueron candidatos a prueba de todo: Arturo Montiel, luego de un proceso interno complejo, logró construir una arrolladora campaña y desde la gobernatura reconstruyó las capacidades del partido, dando paso a una generación de políticos que encabezados por Enrique Peña Nieto, llegarían a la gobernatura y hasta la presidencia del país. El arrollador paso de Peña Nieto por el gobierno estatal lo convirtió en el candidato inevitable a la presidencia y con ello, el PRI regresó a Los Pinos, logrando además forjar una candidatura como la de Eruviel Ávila, que sin pertenecer al círculo político de Atlacomulco se convirtió en arrollador candidato y popular gobernador, quien supo actuar con sensibilidad y coexistir con el presidente mexiquense.

Eruviel, además, logró generar las condiciones políticas para consolidar la candidatura de Alfredo del Mazo, quien no por venir de una familia tan relevante en el Estado, exentó la responsabilidad de generar méritos y llegar a la candidatura luego de ser presidente municipal, diputado, servidor público federal. La campaña y su resultado serían los primeros focos rojos que indicaban lo que vendría en el 2018 para el PRI. Sin embargo, se ganó, y se ha gobernado con altura de miras.

El gobernador no se ha desgastado en estériles pugnas con grupos ni ha respondido al llamado de polarización que algunos supondrían con el Gobierno federal. Por el contrario, se trabaja y se avanzan con obras fundamentales para el desarrollo: esta semana se inauguró la autopista Siervo de la Nación, que será fundamental para conectar al nuevo aeropuerto Felipe Ángeles; avanza el tren México-Toluca y se continúan generando inversiones que se traducen en un rápido crecimiento del empleo.

En lo político, es inevitable pensar en el remplazo a la gubernatura, a la que muchos mexiquenses podrían aspirar abanderando al PRI: Nemer, Ana Lilia, Iriarte, Aguilar, Rescala, del Moral, entre otros que tienen capacidades probadas y posibilidades. Es urgente comenzar el proceso porque en el PAN, Enrique Vargas avanza con velocidad en la construcción de un frente amplio y más plural al que el PAN nos tenía poco acostumbrados, inclusive pensando en una posible alianza con el PRI.

En el Verde, Pepe Couttolenc empieza a capitalizar su presencia en el Estado y con propuesta propia: los números de su partido crecen convirtiéndolo en un jugador importante, al igual que Movimiento Ciudadano, donde pareciera que Juan Zepeda podría irrumpir desde el oriente. En Morena, Higinio, Delfina y Horacio, se disputan la ventaja en las encuestas, con ello, tendrán el reto de no quebrarse y minar así sus posibilidades, toda vez que los tres disputan abiertamente la candidatura.

La elección del 2023 ya empezó, el proceso electoral no puede esperar porque en él todos se juegan una partida crucial y estratégica: el PRI, su supervivencia; el PAN ,la posibilidad del 24 y Morena, la consolidación de la cuarta transformación. Lo que viene es inevitable, la política preelectoral será el eje por el que transitará la agenda pública y los actores políticos deberán construir espacios que eviten la polarización. Hay tiempo para construir propuestas, para contrastar ideas y contamos con un árbitro fuerte y determinado, el Gobernador, quien nuevamente tendrá que asumir la alta responsabilidad de, por sobre todas las cosas, generar gobernabilidad y preservar la unidad del estado.

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