“El presupuesto, por donde lo veas, está súper etiquetado. Tiene poco margen de maniobra y ese poco margen que deberíamos utilizar para estimular el crecimiento con proyectos de alta envergadura, se ha ido a gasto comprometido en proyectos insignia del Gobierno”, dijo Pablo López Sarabia, profesor investigador del Departamento de Economía del Tec de Monterrey campus Santa Fe.
Dichos proyectos son la refinería Dos Bocas, el Aeropuerto Felipe Ángeles y el Tren Maya, que además tienen una rentabilidad dudosa, señaló.
El próximo año, el Gobierno federal solamente tendrá el 17 por ciento del Presupuesto para gastar en sus programas sociales y proyectos propios.
El Proyecto de Egresos de la Federación 2022, los gastos obligatorios aquellos de los que ya no puede disponer el Gobierno suman 5 billones 850 mil millones de pesos, lo que representa el 83 por ciento del gasto total estimado, destinado a pago por pensiones, de deuda, salarios a funcionarios, transferencias a entidades y otros conceptos establecidos por Ley.
El Gobierno federal tendrá menos posibilidades de financiar programas sociales y otro tipo de políticas públicas que contribuirían al crecimiento económico, dijo Iván Benumea, investigador de Fundar.
Por ejemplo, impide gastar para apoyar a hogares con bajos ingresos para apuntalar sus posibilidades de incorporarse al trabajo formal, lamentó.
Ante este panorama, ambos expertos coincidieron en que una reforma fiscal ya resulta ineludible porque el Gobierno federal necesita obtener más ingresos que le permitan hacer frente a los gastos existentes, invertir más en programas sociales y en políticas con perspectiva de cambio climático.