La exploración espacial requiere de sangre, sudor, lágrimas… y de acuerdo a nueva investigación, quizá también otros fluidos. Científicos han desarrollado un hormigón especial empleando sangre y orina humanas que servirían para construir colonias de humanos en Marte. El estudio fue publicado en Materials Today Bio.
Investigadores de la Universidad de Manchester desarrollaron el hormigón especial mediante polvo extraterrestre y albúmina. Esta es una proteína de la sangre humana, fusionada con un compuesto de orina, sudor o lágrimas.
Construir en Marte
Enviar un solo ladrillo de hormigón a Marte sería extremadamente caro: unos 2 millones de dólares. Así que los ingenieros deberán ser creativos respecto a los materiales que tendrán a la mano en Marte.
El plasma sanguíneo humano contiene albúmina de suero humano el cual actúa como aglutinante para el polvo simulado de la Luna o Marte creando un material similar al concreto denominado AstroCrete, con resistencias de 25MPa (Megapascales), similar al concreto que usamos hoy (que varía de 20MPa a 32MPa).
Sin embargo, los autores descubrieron que, al agregar urea a la mezcla, esencialmente un producto de desecho biológico liberado por el cuerpo en la orina, el sudor y las lágrimas, aumentaría su fuerza en un enorme 300%. Ahora el bloque poseía una resistencia a la compresión de casi 40 MPa.
Esto funciona cuando las proteínas de la sangre se desnaturalizan, o “cuajan”. Luego pasan a formar una estructura extendida con interacciones conocidas como láminas beta que se adhieren al material en conjunto.
Oportunidad
“Los científicos han estado tratando de desarrollar tecnologías viables para producir materiales similares al concreto en la superficie de Marte”, explica el Dr. Aled Roberts. “Pero nunca nos detuvimos a pensar que la respuesta estaba dentro de nosotros todo el tiempo”, agrega cómicamente.
Según los científicos, una tripulación de seis astronautas puede producir más de 500 kilogramos de AstroCrete de alta resistencia en una misión de dos años a Marte. Si se usa en forma de mortero, cada miembro de la tripulación sería capaz de producir suficiente AstroCrete para expandir el hábitat, duplicando el alojamiento disponible.
A pesar de todo, más estudios son necesarios. No conocemos los efectos sobre la salud a largo plazo de la continua donación de plasma en un entorno de baja gravedad y alta radiación. Tampoco sabemos cuánto plasma es posible extraer de una sola persona de manera sostenible y si llega a afectar los niveles de fatiga.
La importancia de esta investigación son las aplicaciones que puedan tener en nuestro planeta. Mezclar componentes biológicos, obtenidos de manera natural o sintéticos, con materiales de construcción son una excelente oportunidad. Curiosamente, esta no es una idea nueva, la sangre animal se usó para unir el mortero en la Edad Media.