Ha entrado en funciones la nueva legislatura en el Estado de México, resultado de las elecciones del verano pasado. Su conformación es el más claro reflejo del mosaico político de la entidad; más diverso y plural que nunca, pero también más responsable porque los mexiquenses sabemos el valor que tiene la gobernabilidad en nuestro estado.
La nueva legislatura tiene una conformación en donde destaca el brillo personal de muchos experimentados políticos que tendrán la tarea de construir puentes de entendimiento en la última fase del gobierno de Alfredo del Mazo, y generar un marco adecuado rumbo al proceso electoral del 23, en el que por cierto, se quedan inscritos abiertamente muchos de sus miembros rumbo a la elección.
Este hecho no es menor, al parecer, la del 23 será una elección sumamente compleja, la arena política se ha trasladado al poder legislativo que particularmente de aquí a finales del próximo año, será la caja de resonancia de la construcción de alianzas o su ruptura; de la generación de acuerdos políticos o su desgaste y más, aun del establecimiento de narrativas partidistas que anticipan el momento que se vivirá pronto.
Hoy, los discursos de los partidos y sus mensajes cuentan como nunca porque los ciudadanos que están viviendo en todo el país un escenario de polarización permanente, están en busca de señales claras para entender la realidad política del estado, en donde el PRI se juega absolutamente todo, el PAN se convierte en una opción competitiva alterna y Morena buscará adelantarse para ganar el 24.
Esta lógica que trasciende la de la política nacional por las complejas condiciones iniciales, apuntalan a la importancia que tendrán las minorías, particularmente Movimiento Ciudadano y el Partido Verde, que de alguna forma han anticipado una estrategia que los aleja del golpeteo de la coyuntura, buscando refugiarse en los ciudadanos.
Así, el salón de sesiones del Poder Legislativo del estado, se convertirá en arena de debates, eje de gobernabilidad y prólogo del proceso electoral, por lo que, como nunca antes, la Secretaría de Gobierno del Estado tendrá que redoblar presencia y esfuerzos para generar una agenda política que permita transitar con diálogo y acuerdos los meses por venir, en el entendido de que todos tendrán miras e intereses en el 23.
No obstante, los pendientes en el estado no pueden enmarcarse solamente al ritmo del proceso electoral. Existen en la agenda de tareas políticas un sin número de temas que trastocan las esferas del individuo y la sociedad, que esperan resolución con altura de miras y responsabilidad. No solo vendrá el presupuesto lleno de retos, como es natural, sino que el estado tiene que evaluar desde otra óptica lo que está sucediendo en materia de salud pública, donde claramente hay que realizar otros esfuerzos desde lo local; en materia de desarrollo económico e inversión, habría que revisar si hay espacios para acelerar en el corto plazo el crecimiento económico, y para tomar medidas de política social, en donde los resultados señalan que hay que realizar esfuerzos diferentes y más profundos.
Del mismo modo, el sector educativo en el estado, luego de la crisis por el Covid, debería destinar recursos urgentes para que los planteles pueden atender la realidad que nos ha heredado la pandemia. Los retos pues, son muchos, el primero será superar la agenda política y personal que gira en torno al 23 y convertir a la legislatura mexiquense en voz de los ciudadanos que tienen mucho que decir, y esperan mucho mas de esos equilibrios que con sabiduría ha generado la democracia mexiquense.