Por una derecha liberal

 

 

 

 

  • Isidro H. Cisneros

 

 

 

 

La reunión celebrada en el Senado de la República entre una parte del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional y Santiago Abascal, líder de la ultraderecha española representada por el Partido Vox, con el objetivo de suscribir un acuerdo para “hacer frente al avance del comunismo en las naciones de la Iberosfera”, proyecta la imagen de España como el eje central político y cultural de una gama de naciones que giran a su alrededor.

Durante el encuentro auspiciado por el coordinador parlamentario panista Julen Rementería -quien se hizo acompañar de otros 13 senadores de su partido y de 2 diputados del PRI- se anunció que se adhieren a la “Carta de Madrid” promovida por Abascal y en la que se sostiene: “una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países.

Todos ellos bajo el paraguas de Cuba e iniciativas como el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, que se infiltran en los centros de poder para ejercer su influencia ideológica”. Por donde se vea, dicho encuentro representa un error estratégico para el principal partido de la derecha mexicana porque tiene un impacto directo en la cohesión política de la recién creada Alianza Legislativa Opositora integrada por PAN, PRI y PRD.

La versión más radical de la derecha tiene su origen en la Revolución Francesa de 1789, cuando el tradicionalismo ideológico combatió a las ideas jacobinas en defensa del orden monárquico, siendo el punto de partida de la división clásica entre derecha e izquierda. En el siglo XIX la derecha transformó sus pautas doctrinales bajo la influencia de la filosofía positivista con pensadores como Joseph de Maistre, Louis de Bonald, Frederic Le Play y Auguste Comte quienes desarrollaron una fuerte crítica al liberalismo y a la democracia.

En el siglo XX se fortaleció con las teorías del pensador francés Charles Maurras quien ha sido el intelectual que con mayor precisión repensó los principios del tradicionalismo. Los representantes de esta tradición en España fueron el filósofo Eugenio D´Ors con una postura ideológica y política radicalmente contraria a los principios liberales, Juan Vázquez de Mella quien consideraba al movimiento de extrema derecha denominado “L´Action Francaise” como un modelo a imitar en su país o José Martínez Ruiz quien juzgaba necesaria una política autoritaria y “regeneracionista” para el conservadurismo español.

La influencia de Charles Maurras en México llega a través del guanajuatense Jesús Guisa y Acevedo, ideólogo del Partido Alianza Social que fue una de las últimas transformaciones de la Unión Nacional Sinarquista. Doctor en filosofía por la Universidad de Lovaina, apoyó a la Iglesia en su disputa contra el Estado durante la guerra cristera. Jesús Guisa fue fundador del PAN e integrante de su primer Consejo Nacional aunque posteriormente se separó para integrarse al movimiento sinarquista. Otro intelectual mexicano influido por Maurras, fue Efraín González Luna, también dirigente del PAN quien consideraba un ejemplo a la Acción Francesa y de donde habría tomado el nombre de Acción Nacional.

Las ideologías políticas no son cuerpos cerrados o estáticos de conocimiento, porque van evolucionando en las coyunturas y con el surgimiento de nuevas problemáticas a las que deben ofrecer respuestas adecuadas. El ideario liberal se integra por un credo reformista capaz de hacer frente a las exigencias de una sociedad libre y plural, así como por las demandas de un Estado plurinacional con una economía competitiva capaz de incrementar las oportunidades vitales de las personas. Por ello, es que en nuestro proceso de transición política hacia una democracia de calidad resulta necesaria la presencia de una derecha liberal.

 

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