Por: Ernesto Camou
La designación de católicos no ordenados a puestos de responsabilidad en la Iglesia es una iniciativa que está concretando Francisco: No hay ninguna razón teológica para que un hombre o mujer católicos pero no clérigos, puedan desarrollar la mayor parte de las tareas y oficios que se requieren en la curia vaticana.
Rodrigo Guerra López es un mexicano que ha sido designado por el papa Francisco secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, que es un órgano de la Curia romana fundado en 1958 por el papa Pío XII, que está bajo la tutela de la Congregación para los Obispos. Esta Comisión la preside el prefecto de dicho organismo, el cardenal Marc Ouellet.
Rodrigo Guerra es un doctor en Filosofía poblano que ha trabajado desde hace tiempo, además de su labor académica, en diversos institutos de la Iglesia latinoamericana. Tiene 61 años, es casado y padre de tres hijos. Quizá su condición laical es lo más interesante de su nominación: Si bien en el Vaticano hay muchos empleados no religiosos, hasta hace muy poco la inmensa mayoría de los puestos intermedios y superiores los ocupaban sacerdotes, obispos y arzobispos, muchos de ellos Cardenales; por ahí se colaba, por excepción, alguna religiosa en puestos de responsabilidad secundaria. Era, para todos los efectos, y lo sigue siendo, un estado levítico y predominantemente masculino.
La misión del Estado del Vaticano es, decían, gobernar a la Iglesia. El papa Francisco ha sido cuidadoso en insistir que su gestión es un servicio a la comunidad eclesial, matiz que con mucha frecuencia se olvidaba a los oficiales y empleados de la curia que parecían considerar su trabajo como una inapelable labor de control, más bien rígida en lo teológico y más cercana a sus usos y costumbres particulares, etnocéntricos y burocráticos.
La designación de católicos no ordenados a puestos de responsabilidad en la Iglesia es una iniciativa que está concretando Francisco: No hay ninguna razón teológica para que un hombre o mujer católicos pero no clérigos, puedan desarrollar la mayor parte de las tareas y oficios que se requieren en la curia vaticana. No se necesita ser presbítero, obispo o cardenal para desempeñarse eficientemente como prefecto, secretarios o subsecretarios de las congregaciones o dicasterios vaticanos: Con que sea un eficiente y honrado administrador, leal a su conciencia y su trabajo, puede ser suficiente. Sin embargo, muchos objetarán, que la “falta” de su condición sacerdotal, o episcopal, los pondría en desventaja con los prelados de las diversas regiones donde la Iglesia tiene presencia. Eso puede suceder, pero será porque muchos “dignatarios” confunden el orden sacerdotal con un prestigio infundado y poco cercano al ser cristiano, más orientado al poder que a la asistencia en la caridad…
Rodrigo Guerra afirma que su trabajo consistirá en ayudar a que la Comisión no sea un obstáculo o un dolor de cabeza para los obispos latinoamericanos (Celam), como sucedía en el pasado. Le tocó participar en la organización de la V Conferencia de Obispos en Aparecida, Brasil, y los miembros de la Comisión de ese entonces lo interrogaron al punto de que se sentía sospechoso de herejía –comentó. Considera que ahora su trabajo es evitar eso y ser un soporte para el cometido de los obispos. Además, se debe insistir en que la Iglesia latinoamericana y su magisterio pueden contribuir con vigor a la Iglesia universal.
Con la designación de Guerra y otros laicos a puestos de responsabilidad en la Curia, el papa Francisco está incluyendo en la administración eclesial a católicos no ordenados, y manifestando que también ellos son parte de esa misión de servicio universal. De esa manera está poniendo en su recto lugar al sacramento del Bautismo, que es el primero y fundamental y concede a todos la participación en el sacerdocio de los fieles; y subraya que la misión de anunciar la Buena Nueva es responsabilidad de todo bautizado, así como participar en la organización y conducción del Pueblo de Dios.
Poco a poco, con sus dichos y hechos, Francisco está rechazando el clericalismo, esa práctica que permitía a algunos ordenados sentirse en una posición de poder frente al resto de la comunidad, y resultaba una contradicción con el mensaje de Cristo.
Este articulo fue publicado originalmente en El Imparcial
https://www.elimparcial.com/sonora/columnas/Un-mexicano-a-la-Pontificia-Comision-20210814-0047.html