El 6 de agosto pasado, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, y respaldado por 195 gobiernos en el mundo, publicó un informe en el que se afirma que el cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando. El informe afirma que “muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios”.
Al menos se tiene la certeza que “una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero permitiría limitar el cambio climático”. También se cuenta con la certeza que en buena medida este desastre ecológico es producto directo de los gases de efecto invernadero producidas por el ser humano.
Ahora la meta es no permitir que la tierra llegue a un sobrecalentamiento de 1.5 °C en los próximos años, actualmente, y desde 1850-1900, el sobrecalentamiento ya va en 1.1 °C. Si no se hace nada serio al respecto, llegaremos a los 1.5 °C alrededor de 2040, o antes.
Los incendios de los Estados Unidos, Grecia, Siberia, el Amazonas, Turquía y las inundaciones actuales de Alemania y China serán un juego de niños a comparación de lo que se avecina si alcanzamos o sobrepasamos los 1.5 grados de sobrecalentamiento en el futuro cercano. “Con un calentamiento global de 1,5 °C, se producirá un aumento de las olas de calor, se alargarán las estaciones cálidas y se acortarán las estaciones frías; mientras que con un calentamiento global de 2 °C los episodios de calor extremo alcanzarían con mayor frecuencia umbrales de tolerancia críticos para la agricultura y la salud”.
El asunto no se limita a un triste y pronunciado cambio de temperatura en el planeta, sino que el informe también señala que “las diferentes regiones experimentan distintos cambios, que se intensificarán si aumenta el calentamiento; en particular, cambios en la humedad y la sequedad, los vientos, la nieve y el hielo, las zonas costeras y los océanos”. Y el documento cita algunos ejemplos de lo que se espera en el futuro cercano:
Primo. El cambio climático está intensificando el ciclo hidrológico. Esto conlleva una mayor intensidad de las precipitaciones y las inundaciones asociadas, así como unas sequías más intensas en muchas regiones.
Secondo. El cambio climático está afectando a los patrones de precipitación. En las latitudes altas, es probable que aumenten las precipitaciones, mientras que se prevé que disminuyan en gran parte de las regiones subtropicales. Se esperan cambios en las precipitaciones monzónicas, que variarán según la región.
Terzo. Las zonas costeras experimentarán un aumento continuo del nivel del mar a lo largo del siglo XXI, lo que contribuirá a la erosión costera y a que las inundaciones costeras sean más frecuentes y graves en las zonas bajas. Los fenómenos relacionados con el nivel del mar extremo que antiguamente se producían una vez cada 100 años podrían registrarse con una frecuencia anual a finales de este siglo.
Quarto. Un mayor calentamiento amplificará el deshielo del permafrost, así como la pérdida de la capa de nieve estacional, el derretimiento de los glaciares y los mantos de hielo, y la pérdida del hielo marino del Ártico en verano.
Quinto. Los cambios en el océano, como el calentamiento y la acidificación del océano, el aumento de la frecuencia de las olas de calor marinas, y la reducción de los niveles de oxígeno, están claramente relacionados con la influencia humana. Estos cambios afectan tanto a los ecosistemas de los océanos como a las personas que dependen de ellos, y continuarán produciéndose al menos durante el resto del siglo.
Sesta. En el caso de las ciudades, algunos aspectos del cambio climático pueden verse amplificados, en particular el calor (ya que las zonas urbanas suelen ser más cálidas que sus alrededores) y las inundaciones debidas a episodios de precipitaciones intensas y al aumento del nivel del mar en las ciudades costeras.
Este reporte será utilizado como documento base en la reunión GOP26 en Glasgow, Escocia, que a la postre es la continuación del Acuerdo de Paris. La idea es ver qué se puede hacer para seguir con los esfuerzos mundiales por detener el cambio climático, en realidad queda muy poco tiempo para evitar procesos de destrucción irreversibles. Aunque cabe aclarar que no es un proceso de destrucción del planeta, sino un proceso de destrucción del ser humano. Una especie de proceso de destrucción echado a andar por humanos del pasado y del presente sobre humanos del futuro cercano y lejano. Una de las excelentes noticias de Glasgow es que el burro de Trump ya no es presidente de los Estados Unidos.
En los capítulos 8, 9 y 12 del Apocalipsis de origen cristiano (el Libro de las Revelaciones en la biblia) mencionan las siete trompetas tocadas por siete ángeles. Las tocadas de trompetas se traducen en todas las calamidades y procesos que orquestarían el fin de la humanidad: Fuego (mucho fuego, por todos lados y a todas horas, además mezclado con sangre), quemazón de árboles y pastizales. Montañas de fuego que caen del cielo directo al mar y que matan un buen de la vida marina y destruyen una tercera parte de los barcos. Ríos y fuentes de agua serán envenenados. Completa obscuridad en el día y en la noche. El sol y el cielo oscurecidos por el humo que sale del abismo. Langostas asesinas con apariencia humana, cuyas alas hacen ruidos horribles y que dañarán a todo aquel que no sea elegido, elegida, elegide. Un ejército de doscientos millones de jinetes matarán a una tercera parte de la humanidad mediante plagas de fuego, humo y azufre. Finalmente, la séptima trompeta es representada por el templo de dios que se abre en el cielo y hay ruidos, rayos, estruendos, terremotos y lluvia de piedras (o granizo).
Esto es, ya sea vía cambio climático y/o pandemias o vía bíblica, pues la humanidad no la tiene fácil y lo más seguro es que acabe bien madreada, probablemente en el corto plazo y con una convergencia de desafortunados e irracionales sucesos por ambas vías, las naturales y las bíblicas. Las potencias mundiales, en lugar de echar toda la carne al asador para que la humanidad la libre ante el cambio climático y/o los ataques pandémicos, se la pasa preparándose para la próxima guerra mundial y ya está enviando tropas a los polos del planeta para defender sus reclamos territoriales. Preparándose todos ellos para una guerra por escasos recursos, incorporando a la infalible Inteligencia Artificial para llevar a cabo el trabajo sucio de una manera perfecta.
No sé ustedes, pero yo lo veo bastante apocalíptico el asunto…
Finalmente, el ser humano se ha comportado en este planeta como un virus que ataca a su víctima y en el proceso se autodestruye. Con la pequeña diferencia que el planeta seguirá aquí por algunos miles de millones de años más, pero lo más seguro es que nosotros no. Esto es, muy probablemente nos autodestruiremos antes de poder conquistar el espacio, lo cual sería una verdadera lástima. No he visto pronunciamientos serios y efectivos por parte de religión alguna sobre la urgente necesidad de detener el calentamiento global en el corto plazo. Ojalá le hallen la cuadratura al círculo más o menos como que ya. Porque esto implicaría que con o sin religión, con o sin dios, los dados ya fueron lanzados y no hay nada que hacer.
Al final de cuentas se podría confirmar y corroborar que los virus no tienen religión, ni dios, aunque ellos creyeron que sí los tenían. Vamos a ver…