Labruyere con su exquisita pluma y marcada autoridad moral, desde muy añejo nos hizo saber que: “cuando un hombre inocente es calumniado, el hecho afecta a todos los hombres”.
Lamentablemente existe en ésta Cuarta Transformación de la Nación y existieron durante el neoliberalismo, una serie de fiscales o seudo procuradores de justicia carentes de conocimientos para indagar, inquirir y/o analizar las constancias procesales vinculadas con delitos y los cuáles con afanes enfermizos de sacar a flote múltiples averiguaciones y motivados por una falta de preparación profesional para fungir como agentes del ministerio público, inventaron cientos de responsabilidades penales —falsas en el fondo— a fin de pretender denotar una eficacia en su actuar.
El fenotipo exacto, que satisface los elementos que se precisan, lo encontramos en múltiples instituciones de procuración de justicia a lo largo y ancho de toda la República Mexicana. Dichos ministriles de justicia se creen en verdad ser eficientes y servir a la justicia, cuando en realidad su supina ignorancia en esos menesteres los hace afirmar de manera falsa y enfermiza que están combatiendo a la delincuencia, lo cuál según sus fantasías, debe ser reconocido por el pueblo entero.
La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., debe decir ante todo, que lo que ellos llaman “combatir a la delincuencia”, no es otra cosa que un grupo de falacias para implicar a inocentes y satisfacer una mal entendida vanidad profesional, esos indeseables fiscales o procuradores manejan como títeres el acervo intelectual de las representaciones sociales que dirigen o dirigieron.
En segundo término, resulta igualmente falso que con ese actuar beneficien a la justicia que se imparte o impartió en la República, sino en verdad lo que hacen e hicieron es denigrarla, prostituirla, pisotearla, faltarle al respeto.
Asimismo, resulta perfectamente exacta la afirmación de tildarles como ignorantes en la procuración y aplicación de justicia, pues al implicar a inocentes en sus fabricadas acusaciones lo único que hacen es cimbrar a la justicia y saturar las cárceles de presos.
Huelgan comentarios.
De esos patéticos acontecimientos es de lo que debería de tomar conciencia Andrés Manuel López Obrador, para evitarlo y solicitar su sanción por los conductas legales y procesales correspondientes, ello se requiere con urgente necesidad a fin de lograr que la justicia resplandezca.
La implicación de inocentes en agravio a la justicia, se ha reiterado día a día, fiscalía con fiscalía (salvo muy honrosas y escasas excepciones). Dichos necios e insulsos en procurar justicia se atreven sin miramiento alguno a sostener que están combatiendo cabalmente a la delincuencia, cuando en verdad lo que están haciendo es empeorar a la justicia.
Quiero expresarles en ese orden de ideas a esos ignorantes de la procuración de justicia, que muchos inocentes han probado hasta la saciedad que nada tuvieron que ver con los delitos que se les imputan y no obstante ello permanecen en prisión por esa incorrecta interpretación de las leyes.
México ya está hasta la madre de tanta ignominia. Por lo que me permito expresarles a esos seudo fiscales procurantes de injusticias, que lo que deberían estar en la cárcel son Ustedes y los delincuentes a los cuales protegen, que ya basta de ese actuar que denigra a la justicia.
Es el deseo de ésta Academia sostener ante la opinión pública, que esos ministriles que dicen procurar justicia, se equivocan en su actuación. No siendo la intención del que esto escribe ofender el honor de los pocos que actúan con corrección.
Esto es, lo que acontece en México, por la nula calidad moral, ética y profesional de unos fiscales que se dicen procurar justicia y engañan con ello al Ejecutivo y a México.
Tiene la palabra a éste respecto, el Primer Magistrado de la Nación, o nos cumple con que se provea justicia decente o nos cumple.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Academia de Derecho Penal del
Colegio de Abogados de México, A.C.,