Recientemente, el canciller de México, Marcelo Ebrard participó en un reunión que se llevó a cabo con el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el tema principal, fue las actividades en el océano.
Durante su intervención, el funcionario mexicano manifestó lo siguiente.
México agradece a India por haber convocado a este debate sobre los retos actuales a la seguridad marítima, poniendo especial énfasis en la cooperación internacional.
Para un país como el nuestro, que cuenta con más de 11,000 kilómetros de costa, este tema es de la mayor relevancia.
Existe una multiplicidad de áreas e instrumentos jurídicos que convergen en torno a la seguridad marítima. Desde la piratería y los actos terroristas, incluyendo los ataques a embarcaciones civiles en altamar, que ponen en riesgo la paz y la seguridad internacionales, hasta la comisión de otros crímenes y actividades ilícitas, tales como el tráfico de armas o de drogas, que si bien representan retos en materia de seguridad pública y rendición de cuentas, no necesariamente se consideran crímenes internacionales que caigan bajo la competencia de este Consejo.
Es por todo ello que consideramos necesario un enfoque de sinergias estatales, institucionales y jurídicas para fortalecer la seguridad marítima. La actividad marítima es tan vasta que da pie a la posibilidad de una gran cantidad de actos ilícitos. El 90 por ciento del comercio internacional se lleva a cabo por mar.
Nuestros océanos son invaluables al ser los principales reguladores del clima, la fuente de sustento para nuestra alimentación, así como de recursos minerales y genéticos que enriquecen la industria y la tecnología. Confluyen en ellos muy diversas áreas de la actividad humana: la pesca, el medio ambiente, los derechos laborales, el comercio internacional y el turismo, por mencionar sólo algunas.
Debemos tener presente la resolución 75/239 sobre los océanos y el derecho del mar de la Asamblea General, que aborda con detalle todas estas cuestiones e incluye un apartado específico sobre seguridad y protección marítimas. Seríamos omisos si no reiteramos también nuestro respaldo a la importante labor de la Organización Marítima Internacional, la cual es la principal autoridad en la materia.
De acuerdo con los instrumentos internacionales relevantes para el combate del crimen organizado transnacional, las obligaciones en la materia se deben cumplir en consonancia con los principios de igualdad soberana, integridad territorial y no intervención en los asuntos internos de otros Estados, bajo un esquema de cooperación internacional.
Un tema de la mayor preocupación para México, es que las mujeres y las niñas siguen siendo vulnerables al tráfico de migrantes y la trata de personas a través de los canales marítimos.
El enfoque de la seguridad marítima no puede ni debe centrarse en una “militarización” de los océanos. Se requiere reforzar tanto las medidas nacionales como las de cooperación internacional, para evitar actos ilícitos y para asegurar el enjuiciamiento de los responsables, con respeto a las instituciones nacionales y en apego al Estado de Derecho.
México forma parte de la Red Operativa de Cooperación Regional de Autoridades Marítimas de las Américas. Uno de sus principales objetivos de esta Organización es promover la cooperación regional entre las escuelas náuticas y los centros de formación de oficiales mercantes y personal marítimo, buscando siempre la solución pacífica de las controversias.
Para promover la seguridad marítima, México lleva a cabo diversas acciones que se sustentan en dos ejes rectores: el mantenimiento del Estado de Derecho y la salvaguarda de la vida humana en el mar. Quisiera mencionar tres de ellas:
- Una. Se consolidó en una sola dependencia la autoridad marítima y la autoridad portuaria, lo que mejora la capacidad de acción en seguimiento a los convenios internacionales de los que somos parte.
- Dos. Se establecieron zonas de fondeo seguras, para asegurar el Estado de Derecho y prevenir la ocurrencia de actos ilícitos en los litorales.
- tres. Se adoptó un reglamento de protección marítima y portuaria que permite la incorporación del Código Internacional para la Protección de los Buques y de las Instalaciones Portuarias en la legislación nacional.
Concluyo reiterando que los mares y los océanos representan un espacio genuinamente “global” de nuestro planeta. Un espacio que nos pertenece a todos y que nos compete a todos respetar y salvaguardar.