Yusra Mardini, una mujer que a sus 17 años huyó de Siria junto con 18 personas en un bote con capacidad para 6 y al atravesar mar Egeo, estuvo a punto de morir ahogada, así que tuvo que tomar la decisión de morir o nadar, disciplina que ella dominaba.
En agosto de 2015, tras una guerra sin fin, Mardini partió de Siria dejando atrás sus esperanzas y su incipiente carrera como estrella de la natación, emprendió un viaje de huida, sin imaginarse que al cruzar el mar Egeo el bote se comenzaría a hundir junto con 18 personas más, al enfrentarse a esta situación, se metió al agua junto con su hermana y comenzó a empujar el bote durante hasta llegar a tierra, el esfuerzo de las hermanas, exhaustas y con hipotermia, avistaron la costa de Lesbos tres horas y media después logrando salvar sus vidas y la de sus compatriotas.
Mardini, a sus 17 años ya había representado a su país en el Campeonato Mundial de Piscina Corta de 2012, ella se familiarizó con la piscina a los cuatro años. Fue su padre, que trabajaba en Siria como entrenador de natación, el que inculcó a ella y a su otra hija el amor por el agua. Una vida que tomó un rumbo inesperado al estallar la guerra en 2011, cuando los bombardeos en Siria se convirtieron en la nueva normalidad. Un día, una bomba destruyó la casa familiar. Otro día, un proyectil voló el techo de la piscina donde entrenaba.
Después de esta travesía, hoy se coloca como la abanderada de la Delegación de Refugiados en los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
