Hoy se cumple un año más de la muerte de Amy Winehouse quien murió a causa de una intoxicación alcohólica, un riesgo que rozó en varias ocasiones debido a su adicción a esta y otras drogas, a los 27 años, tal como los rockeros Robert Johnson, Brian Jones, Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Kurt Cobain; el denominado ‘Club de los 27’.
Amy contaba con una voz inigualable que la hizo sobresalir en el mundo de la música, poseía una voz contralto, lo cual en las mujeres representaría la más grave, una rareza en el medio. Los críticos compararon el rango vocal de Amy con inmortales como Sarah Vaughan y Macy Gray, cantantes principalmente de jazz.
La cantante fue encontrada muerta en su departamento en Londres el 23 de julio de 2011. Los paramédicos la encontraron sin vida por lo que se declaró su fallecimiento inmediatamente, la autopsia que reveló que la cantante había ingerido grandes cantidades de alcohol.
Su ahijada Dionne Bromfield quien todavía la llama “hermanita mayor” y pronto lanzará un documental para recordar a la cantante además de publicar una conmovedora carta para conmemorar 10 años de su partida.
La carta dice lo siguiente:
“Recuerdo la primera vez que te conocí. Debía de tener seis o siete años, mi madre me había llevado a trabajar con ella porque no podía conseguir una niñera, y tú te encariñaste conmigo. Siempre fuiste muy maternal, y mirando hacia atrás creo que probablemente encontraste mi inocencia entrañable. Fue al principio de tu carrera, en la época de Frank, pero aun así yo era totalmente ajena a quién eras. En ese momento escuchaba Britney Spears y Christina Aguilera, así que una artista de jazz no estaba en mi radar. Tú eras simplemente Amy. Creo que también quería ser médica en lugar de cantante en aquella época, lo cual es una locura mirando hacia atrás.
Por supuesto, ¡mi carrera de médica no sucedió! Tenía unos 11 años cuando empecé a cantar profesionalmente, así que ahora me parece lo único que he conocido. Y, obviamente, no puedes tener a uno de los mayores artistas de nuestro tiempo dándote consejos sobre algo que te gusta y no aceptarlos; tendrías que ser estúpido para ignorarlos. Soy un producto de mi entorno, y me siento muy afortunada de haber tenido la mejor maestra posible en ti, Amy.
Siempre me dijiste que hiciera lo que creía que era correcto, musicalmente pero también personalmente. Me dijiste: “Si no se siente bien, no lo hagas”. Por eso, después de que me ficharas para tu sello musical Lioness, podía llamarte y decirte: “Amy, no me gusta esta canción”, y tú decías: “Ok, ya está solucionado”. Me aferro a las cosas que me enseñaste incluso más ahora. Gracias a ti puedo ver una situación y decir, ¿sabes qué? Eso no es para mí.
Sólo hemos cantado juntas en público dos veces. La primera vez fue cuando actué en directo en Strictly Come Dancing a los 13 años, contigo como corista. Era la primera vez que hacía algo a escala nacional, pero creo que era demasiado joven para darme cuenta de su magnitud. Recuerdo que me dijiste de antemano: “Sabes, no pasa nada si te equivocas, podemos volver a hacerlo”. Dije: “Ok, ¡genial!”, sin darme cuenta de que era televisión en directo. Cuando terminó, viniste corriendo a preguntarme si tenía hambre y fuimos por comida. Al tenerte allí, sabía que me cubrías las espaldas. Era como si tuviera una manta que me protegía. La siguiente vez fue en el Roundhouse de Camden el 20 de julio de 2011. Fue la última vez que se te vio en público. Siempre apreciaré esas dos actuaciones.
Pasé 10 años haciendo un buen trabajo para no pensar en ti, porque no quería volver allí y recordar muchas de esas cosas. Había muchas emociones encontradas. Antes, cuando recibía DMs de tus fans, no quería escucharlos. Pero ahora me alegro mucho de que la gente siga pensando en ti. Quiero que vivas de la mejor manera posible, que es a través de tu música. Has influido en mucha gente a escala mundial, y mucho después de que yo me haya ido sé que seguirás influyendo.
Diez años parecen un hito enorme. Hay una faceta tuya que no conocía mucha gente, y que yo quería que el mundo viera, por eso me di cuenta de que por fin estaba preparada para hablar. Todo lo que te rodeaba se amplificaba, pero la tú que yo conocía era en realidad una mujer muy sencilla. Eras muy feliz poniendo un disco y limpiando la casa.
Algunos de mis recuerdos favoritos son de nosotras paseando por Londres. Recuerdo una noche en la que me alojé en tu casa de Marylebone, por una vez no había paparazzis, y caminamos desde Marylebone hasta Oxford Street, alrededor de Hyde Park y de vuelta, simplemente hablando. Eran como las 3 de la mañana y ni siquiera debería haberme levantado a esa hora en una noche de colegio, pero nadie te molestó ni te reconoció… me pareció un momento tan bonito y normal.
Fui tan privilegiada de tenerte en mi vida. Quiero que sepas que te echo de menos y que te quiero. Y que por fin entiendo esos chistes de Fresh Prince of Bel-Air con los que te partías de risa pero que pasaban por encima de mi cabeza porque era muy joven. Tenías razón, es un clásico.”