Una nueva investigación realizada por cinco científicos sugiere que el mito del colapso demográfico de la Isla de Pascua, nunca ocurrió antes del desembarco de los europeos.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications se refiere a la historia conocida de que los pobladores de la Isla de Pascua (o Rapa Nui en el idioma nativo), ubicada en medio del Pacífico a unos 3.700 kilómetros de Chile, talaron los árboles para hacer campos agrícolas o para erigir estatuas gigantes con las que honrar a sus clanes.
Esa decisión condujo a un colapso catastrófico hasta el punto de que solo unos pocos miles de pobladores presenciaron la llegada de los primeros barcos europeos desembarcando en sus costas remotas en 1722. Sin embargo, una investigación de los antropólogos Robert DiNapoli y Carl Lipo, de la Universidad de Binghamton (Estados Unidos) descartan ese colapso demográfico.
Isla de Pascua
La Isla de Pascua ha sido durante mucho tiempo un foco de erudición en cuestiones relacionadas con el colapso ambiental. Para resolver algunas incógnitas, los investigadores reconstruyeron los niveles de población en la isla para determinar si se produjo tal colapso y, de ser así, su escala.
“Para Rapa Nui, una gran parte de la discusión académica y popular sobre la isla se ha centrado en torno a esta idea de que hubo un colapso demográfico y que está correlacionado en el tiempo con los cambios climáticos y ambientales”, indica DiNapoli, investigador postdoctoral asociado en estudios ambientales y antropología.
Tras ser poblada, la isla que un tiempo fue boscosa quedó desnuda de árboles entre los siglos XII y XIII. Muy a menudo, los estudiosos señalan la limpieza impulsada por los seres humanos para dejar hueco a la agricultura y la introducción de especies invasoras, como las ratas. Esos cambios ambientales redujeron la capacidad de regeneración de la isla y condujeron a un declive demográfico. Además, alrededor del año 1500 hubo un cambio climático que llevó un clima más seco en Rapa Nui.
“Un argumento es que los cambios en el medio ambiente tuvieron un impacto negativo. La gente ve que hubo una sequía y dijo: ‘Bueno, la sequía causó estos cambios‘”, apunta Lipo, profesor de antropología y estudios ambientales, que añade: “Hay cambios. Su población cambia y su entorno cambia; con el tiempo, las palmeras se perdieron y al final, el clima se volvió más seco. Pero, ¿esos cambios realmente explican lo que estamos viendo en los datos de población a través de la datación por radiocarbono?”.
Reconstrucción
Los arqueólogos tienen diferentes maneras de reconstruir los tamaños de la población utilizando medidas como observar las diferentes edades de los individuos en los sitios de entierro o contar los lugares de casas antiguas. Esto último puede ser problemático porque hace suposiciones sobre el número de personas que viven en cada vivienda y si las casas fueron ocupadas al mismo tiempo, según DiNapoli.
La técnica más común utiliza la datación por radiocarbono para rastrear el alcance de la actividad humana durante un momento en el tiempo y extrapolar los cambios de población a partir de esos datos, pero, como reconoce DiNapoli, las fechas de radiocarbono pueden ser inciertas.
DiNapoli y Lipo presentan un método novedoso capaz de resolver estas incertidumbres y mostrar cómo los cambios en el tamaño de la población se relacionan con las variables ambientales a lo largo del tiempo.
Los métodos estadísticos estándar no funcionan cuando se trata de vincular los datos de radiocarbono con los cambios ambientales y climáticos, y los cambios de población relacionados con ellos. Hacerlo implicaría estimar una “función de verosimilitud”, que actualmente es difícil de calcular. Sin embargo, el análisis bayesiano es una forma de modelado estadístico que no requiere una función de verosimilitud, por lo que da a los investigadores una solución, según DiNapoli.
Gracias a esta técnica, los investigadores determinaron que la Isla de Pascua experimentó un crecimiento constante de la población desde su asentamiento inicial hasta el contacto europeo en 1722. Después, dos modelos muestran una posible meseta poblacional, mientras que otros dos modelos muestran un posible descenso.
Palmeras como alimento
En resumen, no hay evidencia de que los isleños usaran las palmeras como alimento, un punto clave de muchos mitos del colapso. La investigación muestra que la deforestación fue prolongada y no resultó en una erosión catastrófica, pues los árboles fueron reemplazados por espacios que aumentaron la productividad agrícola. Durante los tiempos de sequía, la gente pudo haber dependido de las filtraciones costeras de agua dulce.
La construcción de las estatuas moai, consideradas por algunos como un factor contribuyente de colapso, en realidad continuó incluso después de la llegada de los europeos.
En resumen, no es cierto que la isla tuviera unos pocos miles de personas antes del contacto europeo porque su número estaba aumentando en lugar de disminuir, según la nueva investigación. “Esas estrategias de resiliencia fueron muy exitosas, a pesar del hecho de que el clima se volvió más seco”, sentencia Lipo.
Fuente: 20minutos,