La controversia en torno a la tutela legal que su padre ejerce sobre ella desde hace 13 años parece no tener fin.
Los fans de la estrella del pop de 39 años reclaman que debe ser “liberada”, pero la versión oficial dice que se trata de una medida de “protección”.
Desde 2008, James Parnell Spears maneja las finanzas de su hija junto a una firma de gestión de patrimonios, Bessemer Trust, que también controla otros aspectos privados de su vida y que este jueves, en un nuevo desarrollo de los acontecimientos, pidió renunciar a la tutela.
La renuncia de la empresa se produce días después de unas explosivas declaraciones de Britney Spears en una audiencia pública de Los Ángeles, en las que aseguró que la tutela que “controla su vida” es “abusiva”.
Sin embargo, la ley sigue de parte del padre de Britney. Esta semana una sentencia judicial denegó la solicitud de la cantante para que su padre dejara de ser su tutor legal.
Britney tenía 27 años y los colapsos nerviosos que había sufrido en público evidenciaron sus problemas de salud mental. Los informes médicos dicen que trató de suicidarse y que tuvo que ser trasladada a un hospital psiquiátrico.
Jamie Spears pasó a convertirse en su agente, gerente y cuidador (hasta el año 2019). Y en el administrador de todas sus finanzas (hasta la actualidad).
“Mi padre me salvó la vida. Probablemente no estaría aquí si no fuera por él”, declaró en septiembre de 2008.
Años después, la cantante asegura que su padre debería estar en la cárcel y que ha disfrutado haciéndole sufrir.
Jamie Spears no ha emitido comentarios sobre esas acusaciones, pero ha dicho en el pasado que trabaja por el mejor interés de su hija y que está dedicado a “protegerla”.
En cambio, el abogado de Britney, Samuel Ingham, ha dicho que la cantante “tiene miedo de su padre”.