Las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) manifestaron su interés por impulsar procesos agrícolas libres de agroquímicos y glifosato que desarrollan agricultores en predios de escala comercial.
Señalaron que estas alternativas de cultivo constituyen la base para el proceso de sustitución del glifosato, gradual y definitivo, como lo mandata el decreto presidencial del 31 de diciembre de 2020.
El 12 de junio pasado, en el ejido de Canán, municipio de Culiacán, Sinaloa, el productor Claudio Beltrán Ramírez expuso la trilla de una hectárea, de una superficie total de 600 hectáreas de maíz blanco cultivadas libres de agroquímicos y glifosato, correspondientes al ciclo otoño/invierno 2020-2021. Este hecho se documentó ante notario público y fue presenciado por una comisión verificadora integrada por productores de diversos estados de la República Mexicana.
El cultivo de estas hectáreas se realizó bajo el modelo Agricultura Campesina de Conocimientos Integrados y Manejo Integral de Cultivos Inducidos (ACCI-MICI), que se caracteriza por la interacción del conocimiento científico con el conocimiento de los campesinos y productores.
Con este modelo se realiza una medición constante de las condiciones del suelo y de la planta: nivel de ph, conductividad eléctrica, compactación, presencia de minerales y situación sanitaria, así como el control biológico de plagas, aprovechamiento de rastrojo y materia orgánica, uso de microorganismos, lombricompostas, lixiviados y otros bioinsumos.
La trilla produjo un rendimiento de 14.28 toneladas por hectárea, con un costo por tonelada de dos mil 800 pesos, es decir, 584 pesos por debajo de un predio testigo cultivado con agroquímicos, cuyo rendimiento fue de 14.7 toneladas por hectárea.
Estos datos fueron notariados en el ejido, con verificación de ubicación de predio y de condiciones correctas de trilladora y carro báscula, pero ese mismo día Claudio Beltrán acudió a un almacén, denominado DAC Granos, a entregar la cosecha levantada en la hectárea mencionada y allí se reportaron 14.87 toneladas de rendimiento (arriba de las 14.28). La diferencia fue por ajuste por humedad. Entonces, en los hechos el resultado productivo mejoró.
Desde hace tres años, el productor Claudio Beltrán realiza prácticas agroecológicas apegadas al modelo ACCI-MICI y produce su propia semilla de maíz, en un predio de nueve hectáreas, y cuenta con una biofábrica que reproduce 19 microorganismos. El productor afirmó que, en la medida en la que sus suelos se nutran mejor, sus rendimientos podrían llegar a 20 hectáreas por tonelada en los próximos años.
El subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Suárez Carrera, afirmó que, además de los resultados positivos en términos de rentabilidad –factor importante para los productores—, es destacable que las prácticas agroecológicas realizadas en el predio de Claudio Beltrán redundan en una recuperación de la calidad y salud de los suelos; en una reducción de uso de agua de riego; en respeto al medio ambiente, puesto que no se desechan residuos químicos a los cuerpos de agua, suelos y aire, y, sobre todo, en cosechas saludables para las familias de los productores y la población.
Consideró que el evento de cosecha realizado en el ejido Canán “es el comienzo de una era de prácticas sustentables en la agricultura, incluida la de gran escala, y se da vuelta de hoja a la revolución verde que durante décadas dominó la producción comercial con un uso y dependencia absoluta de semillas y agroquímicos de patente trasnacional”.
Resaltó la importancia del evento de Sinaloa, pues la entidad es ícono de la agricultura de gran escala en México.
La Secretaría de Medio Ambiente participó en la verificación de esta experiencia y se congratuló por la existencia de acciones que muestran la posibilidad de producir maíz con esquemas de alta productividad, sin la necesidad de usar plaguicidas o herbicidas.
“La experiencia fortalece la implementación del decreto presidencial, que tiene por objetivo la disminución gradual del uso de glifosato y del maíz genéticamente modificado”, refirió la directora general del Sector Primario y Recursos Naturales de la Semarnat, Adelita Sanvicente Tello.
Explicó que la Semarnat trabaja en coordinación con diversas dependencias para encontrar alternativas al uso del glifosato y facilitar su eliminación gradual.
Una de las tareas es el lanzamiento de una plataforma de diferentes experiencias, como la de Sinaloa, que muestran formas alternativas para producir alimentos nutritivos, suficientes y de calidad.
Asimismo, destacó la importancia y pertinencia de programas como Producción para el Bienestar y Sembrando Vida, que apoyan a la agricultura sustentable de pequeña y mediana escala, necesaria en la producción de alimentos sanos y la preservación de la biodiversidad.
La directora adjunta de Desarrollo Tecnológico, Vinculación e Innovación del Conacyt, Delia Aideé Orozco Hernández, enfatizó que este caso demuestra que la transición agroecológica, sin glifosato ni agrotóxicos, puede mantener altos rendimientos y ser costeable.
Agregó que esta experiencia se sustentará científicamente para integrar el caso a los planes de manejo de cultivos del gobierno federal.
Mencionó que, a partir de la publicación del decreto presidencial para la sustitución gradual del glifosato por alternativas sostenibles, el Conacyt avanza en el compromiso por lograr un cambio de fondo que favorezca un ambiente sano, una alimentación inocua, nutritiva y culturalmente pertinente, además de proteger los derechos humanos y constitucionales de la población mexicana.
Apuntó que, para alcanzar este objetivo, es imprescindible la participación de los sectores social, público y privado, así como la convergencia de una agenda de Estado que agrupe los esfuerzos de justicia social impulsados desde las organizaciones campesinas y los movimientos ambientales.
Orozco Hernández recordó que el Conacyt emite recomendaciones anuales a las autoridades competentes, a fin de sustentar el volumen de importación de glifosato autorizado para los particulares.
De igual forma, explicó que estas recomendaciones facilitan la coordinación de las investigaciones, desarrollos tecnológicos e innovaciones que propongan alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas para la salud, la diversidad biocultural del país y el medio ambiente.