Por: Oscar González Guardiola / Latitud Megalópolis
Hemos visto en los últimos días como la extrema violencia que había disminuido en algunas zonas del país regreso con mas intensidad y ahora aumentada con los ataques directos a la población civil como lo muestran los hechos registrados en mi natal Reynosa Tamaulipas, en donde un grupo de sicarios-terroristas masacro a más de media docena de personas inocentes que lo único que hicieron para morir fue encontrarse en el lugar y momento equivocado.
Lo mismo sucede en ese mismo estado donde en la carretera de Monterrey a Nuevo Laredo un grupo criminal despoja abiertamente y sin ningún temor a familias de sus vehículos y pertenencias, y que decir de las masacres en Zacatecas donde quedaron tirados más de 40 personas en la vía publica muertos producto del enfrentamiento entre grupos criminales.
Y así podríamos decir de sucesos en Guanajuato, Jalisco, Michoacán etc etc.
Lo cierto es que la barbarie nunca se ha ido y sigue presente en muestras vidas como hace diez años y ya hemos hecho de ella una cotidianidad que asombra la manera tan normal como la vemos, la hemos hecho parte de nuestra vida y toda una generación ha crecido con ella que y la ve sin el menor asombro.
Otro aspecto de esta normalización es que vemos con cierto desinterés que a tales actos tan extremos no va a haber una consecuencia es decir sabemos de antemano que no se va a aplicar la ley y mucho menos habrá un castigo a los responsables, damos por hecho que el estado de derecho no existe y que el termino, el valor de justicia es inalcanzable para el ciudadano de a pie.
Esta normalización de la violencia la vemos en todos lados, en los medios de comunicación que hacen de ella un negocio, en las redes sociales que por morbo hacen que un video violento se vuelva viral en cuestión de minutos, hemos hecho de el actuar violento algo cotidiano y se refleja en los valores que como sociedad hemos ido perdiendo, y que quizá en esta generación y en una o dos mas no lleguemos a recuperar, peligrosamente el paradigma de la solución de conflictos por vías legales y conciliatorias lo cambiamos por el ojo por ojo diente por diente, por el actuar violento.
México es un país violento en su actuar y en su sentir, donde no pasa nada, unos cuantos muertos mas y otros desaparecidos, que seguramente andaban mal…desgraciadamente cambiamos para mal.
En este país no pasa ni pasara nada…todo normal.