La expresidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de México (SNTE) Elba Esther Gordillo, considerada durante décadas la mujer más influyente del país, intentó ocultar sin éxito seis millones de dólares en la Banca Privada d’Andorra (BPA) en abril de 2012, según una investigación de EL PAÍS.
La sindicalista indicó a esta entidad financiera que el dinero procedía de la herencia de su madre, Zoila Estela Morales Ochoa, maestra rural en las comunidades indígenas de Chiapas y fallecida en 2009.
Gordillo planeaba transferir los seis millones a Andorra a través de una empresa holandesa controlada por la sociedad fiduciaria Grupo Fidemont, una de las firmas a las que también recurrió Juan Ramón Collado, para enviar fondos a la BPA, donde movió 120 millones de dólares.
La sindicalista, conocida como La Maestra, preveía justificar la transferencia del dinero desde México a la firma holandesa como un supuesto pago a la exportación. Y, para convencer a la entidad andorrana de la legalidad de los fondos, entregó a la BPA una copia de su pasaporte, del testamento de su madre y documentos mercantiles de las compañías por donde circularía su capital antes de aterrizar en el pequeño país europeo.
El comité de prevención de blanqueo de la BPA –el órgano del banco encargado de autorizar la apertura de cuentas de clientes de riesgo- rechazó admitir a Gordillo tras analizar informaciones periodísticas sobre su “inexplicable riqueza”. El banco también destacó, según un documento interno, la “falta de transparencia” en la gestión de las ayudas recibidas por SNTE durante los Gobiernos de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012).
“El patrimonio de la familia de la Sr. Gordillo se ha generado por la posición política de ella”, advirtió la entidad financiera en un acta confidencial del 19 de abril de 2012 en la que reseñaba las “muchas propiedades y el gran patrimonio en México” de la sindicalista. El documento justificaba la negativa del banco como cautela para evitar un riesgo reputacional.