Pedro Isnardo de la Cruz y Juan Carlos Reyes
“Todos los esfuerzos que se apliquen para corregir la condición en que se hallen los pobres, no sólo no conseguirán que los pobres se enriquezcan, sino que estarán abocados a empobrecer a los ricos”.
-David Ricardo
Finalmente, a la mitad del sexenio, el Presidente AMLO nombró como Secretario de Hacienda y Crédito Público al Dr. Rogelio Ramírez de la O, destacado economista formado en la Universidad de Cambridge.
La administración pública estaría en otro estándar de eficiencia si desde el comienzo de la gestión -Ramírez de la O- hubiese ocupado dicha encomienda, debido a que la Secretaría de Hacienda es un pilar central del gobierno: en un mundo globalizado, la ciencia demuestra que economía y política no pueden estar separadas, no se pueden tomar decisiones políticas sustentadas en paradigmas ideológicos, sin que la sociedad pague el precio.
Debemos recordar que desde el año 2019 México comenzó vivir una recesión por la falta de certidumbre en el modelo económico de la 4T desde la óptica del sector privado: las inversiones no llegaron y se fugaron capitales.
Luego vino la pandemia de COVID-19 y complicó aún más los fundamentales de la economía hasta observar la peor caída del PIB de la historia, en el 2020 la economía mexicana decreció 10 puntos y CONEVAL ha documentado nuevos millones de hogares en pobreza.
Asimismo, las condiciones de pobreza extrema aumentaron y amplias subregiones del país inseguras, sin esperanza.
El inmenso desafío que habrá de enfrentar el Secretario Ramírez de la O pasa, en primer término, por garantizar el crecimiento, debiendo México crecer a tasas sostenidas.
Para lograr este objetivo debe preparar el paquete económico para el ejercicio fiscal 2022 e impulsar una profunda reforma fiscal que eleve tasas impositivas, en ISR, y estandarice todas las tasas en IVA, y mejore la Administración Tributaria.
El giro estatista desde el Washington de Joe Biden afianza la delantera que nos lleva el país vecino en la universalidad de un plan nacional de rescate de la economía estadounidense: “el estímulo de 1,9 billones de dólares de Biden combinado con los paquetes de Trump ha inyectado un total de 5 billones de dólares, casi el 25% del PIB, a la economía de los EE UU. La mayor expansión fiscal jamás vista en tiempos de paz. Más que suficiente para recuperar la economía desde su punto más bajo del Covid-19: este voluntarismo económico es una desviación inequívoca de la moderación fiscal de la administración Obama y la austeridad dogmática de la UE. Su importancia ideológica no debe subestimarse”, suscribe el historiador y economista británico Adam Tooze.