Las pasadas elecciones del 6 de junio se visualizaron desde su planificación y organización como históricas y las mas grandes de nuestro país con el padrón electoral más grande hasta el momento, de carácter federal y local estarían en disputa 21,368 cargos, incluyendo la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, 15 Gubernaturas, algunas legislaturas locales y la elección de alcaldías y ayuntamientos en varios municipios de todo el país.
Elecciones además caracterizadas por la implementación de diversas reformas para asegurar la paridad de género; en el contexto de una pluralidad de partidos políticos, diversificando las opciones susceptibles del voto, con nuevas coaliciones en búsqueda de democracia y equilibrio de las fuerzas políticas dentro del gobierno, pero sobre todo se materializó el proyecto ambicioso e inclusivo del voto electrónico, que si bien se venía planteando desde varios años, las condiciones de la realidad actual hicieron necesario llevarlo a cabo.
La historia electoral de México en esta materia, se remonta al 22 de agosto de 1996, donde se suprime la limitante geográfica para la emisión del sufragio, a través de una reforma a nuestra Carta Magna se confirma la obligación ciudadana a votar en las elecciones populares, sin que ello dependa de la estancia dentro de un distrito electoral.
Lo anterior sirvió de base para la conformación del Sistema de Voto Electrónico por Internet y el Sistema de Registro para Votar desde el Extranjero, por medio de la inscripción en la Lista Nominal de Electores Residentes en el Extranjero y la opción de obtener la credencial para votar en los consulados mexicanos, que formalizó el derecho al voto de nuestros connacionales que se encontraran residiendo en otro país; sentando los cimientos para la modernización del sufragio, garantizando el ejercicio de este derecho a través de los medios electrónicos.
Para el proceso electoral 2020-2021 el Consejo General del INE aprobó la instalación de urnas electrónicas para las elecciones locales del 7 de junio de 2020 en Hidalgo y Coahuila. Hecho que no sólo demuestra la madurez, modernización e inclusión del Sistema Electoral Mexicano, vinculante con los mexicanos residentes en otro país, sino con los ciudadanos que en cumplimiento de su obligación ciudadana, pueden acceder a ejercer su derecho al voto por un medio diverso al tradicional. Su implementación parecía confusa e incierta dentro de un proceso electoral ya de por sí complejo, sin embargo, fue profundamente aplaudido por la crítica internacional, pero sobre todo por la población mexicana, que la recibió favorablemente, respondiendo de forma concurrida y responsable.
En el marco de una nueva normalidad integrante de una inminente modernidad dentro del proceso de superación de las crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia del COVID-19, sobresale el esfuerzo de un Instituto Nacional Electoral maduro y empático con una ciudadanía necesitada de la escucha de su voz a través del ejercicio de sus derechos político-electorales; se materializa una democracia inclusiva garante de derechos humanos en la persecución una Nación primermundista.