El diario The New York Times publica un reportaje de gran extensión sobre la tragedia de la Línea 12 del metro en la capital mexicana, y dice que hubo presiones para que se terminara pronto y que la obra fue de mala calidad. Señala directamente a dos personajes: Marcelo Ebrard y Carlos Slim; el primero, presidenciable desde entonces; el segundo, el hombre más rico de México. SinEmbargo publicó en mayo una serie de reportajes que señalaban lo mismo: obra de mala calidad, prisa. Un desastre anunciado.
Obra de mala calidad. Mucha prisa y planes presidenciales. Descuidos graves. Eso llevó directo a la tragedia, dice The New York Times.
“Por qué colapsó la Línea 12 del Metro”, dice la portada del diario este domingo. Es un texto firmado por Natalie Kitroeff, Maria Abi-Habib, James Glanz, Oscar López, Weiyi Cai, Evan Grothjan, Miles Peyton y Alejandro Cegarra. El diario habla de “una investigación que muestra los graves fallos de construcción y las presiones políticas que hay detrás de una tragedia que amenaza a dos de las figuras más destacadas de México”. Se refiere, por supuesto, a Marcelo Ebrard y a Carlos Slim Helú.
La investigación de The New York Times dice que está basada en documentos gubernamentales que abarcan varios años, entrevistas con personas que trabajaron en la construcción y análisis de la evidencia del lugar del siniestro realizado por expertos. “Ha encontrado graves fallos en la construcción del metro que parecen haber causado directamente el colapso. La tragedia ya se ha convertido en una crisis política que podría afectar a dos de las figuras más poderosas del país: Marcelo Ebrard, el Secretario de Relaciones Exteriores, y Carlos Slim, uno de los empresarios más ricos del mundo”.
Ebrard era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México cuando se construyó la nueva línea del metro. “Una expansión muy anunciada del segundo sistema de metro más grande de América, una iniciativa que podría impulsar sus credenciales como presidenciable”, dice el Times. “Y la empresa constructora de Slim, Carso Infraestructura y Construcción, llevó a cabo el tramo de la línea que colapsó. Era el primer proyecto ferroviario de la compañía, que allanaba el camino para otros más”.
El Times “tomó miles de fotografías del sitio del siniestro y compartió las pruebas con varios ingenieros expertos que llegaron a la misma conclusión: los pernos metálicos que eran cruciales para la solidez del viaducto —y que servían como base de toda la estructura— parecen haber fallado debido a soldadura deficiente, falla grave que probablemente causó el choque. Esa es una de las principales explicaciones que manejan los funcionarios de la Ciudad de México, según varias personas con conocimiento de las averiguaciones oficiales sobre el desastre. Explicación que resalta un patrón de oportunismo político y obras descuidadas durante la construcción del metro”.
“La Línea 12, que durante años ha beneficiado a millones de personas, es quizás la obra pública más auditada y documentada en la historia de México”, dijo Marcelo Ebrard a The New York Times.
“Pero la evidencia del lugar del siniestro –agrega el diario inmediatamente después– muestra que los fallos de la línea eran de índole mucho más profunda que el mantenimiento. Bajo las vías, la línea que transportaba a más de un cuarto de millón de personas por toda la capital mexicana diariamente, se sostenía con junturas como pernos”.
“Al estar soldados en el acero y revestidos de concreto, creaban una estructura mucho más fuerte que ambos materiales de forma individual. La solidez del viaducto dependía de dichos pernos: eran un conector vital para que se mantuviera intacto. Pero las fotografías de los escombros indican un fallo fundamental de construcción: las soldaduras que sostenían todo eran demasiado débiles. Las imágenes muestran que los pernos se degollaron, separándose del resto del acero, y crearon lo que según los ingenieros era una estructura inestable incapaz de soportar el tren”, sostiene el texto.
El problema que más llamó la atención del público fue la compra de trenes, que no calzaban firmemente en las vías, dice el diario. “Este desajuste tiene origen en otra decisión para ahorrar tiempo. Según los testimonios que se presentaron en la investigación de 2014 llevada a cabo por la Asamblea Legislativa de la ciudad, los rieles estaban diseñados para las especificaciones estadounidenses. Pero el gobierno terminó por elegir a un proveedor español, CAF, que vendía trenes diseñados para los estándares europeos. “El motivo: CAF había prometido entregar los trenes alrededor de un año antes que su competidor, la empresa Bombardier con sede en Canadá”.
El Times dice lo que ya se sabía: que la incompatibilidad entre las ruedas y los rieles causó tanto desgaste que la ciudad tuvo que reemplazar más de 800 metros de rieles semanas antes de que el metro empezara siquiera a transportar pasajeros. Al acercarse la inauguración de 2012, los ingenieros y sus colegas trabajaban hasta la madrugada, con el apuro de que la línea estuviera presentable.
Poco más de un año después de inaugurada, la línea fue parcialmente cerrada. Joel Ortega, el director del metro en aquella época, dijo durante la investigación de 2014 que recién después de un año en operación, algunas secciones de la línea del metro mostraban indicios de un desgaste que podía esperarse después de una década de servicio. La misma empresa que certificó la línea realizó una inspección al año y encontró más de una decena de deficiencias entre ellas “alabeos en curvas fuera de tolerancia”, una deformación anormal de las vías y soldadura defectuosa.
“En un accidente”, dijo Ortega, “no nada más se saldría el tren de la vía, sino probablemente tendríamos una enorme tragedia”.