Un poco más allá de las pirámides de lo que alguna vez fue la ciudad más grande en el continente americano, en Teotihuacán, un proyecto de construcción ilegal amenaza con dañar irreparablemente los restos de templos y unas dos decenas de otras estructuras antiguas al paso de las excavadoras.
El dueño del terreno, donde la construcción está estrictamente prohibida, ha ignorado durante los últimos dos meses las órdenes legales de detener la construcción del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH.
Esto ha generado indignación en la comunidad académica y en redes sociales porque las autoridades deben proteger las extensas ruinas de Teotihuacán, uno de los principales atractivos turísticos de México.
Rogelio Rivero, director de la zona arqueológica de Teotihuacán, dijo en una entrevista que la falta de intervención de la policía mostraba la “total impunidad” del dueño del predio.
A fines de abril, el INAH presentó una denuncia penal contra esa persona ante los fiscales federales alegando “daño al patrimonio arqueológico”, según un comunicado de la Secretaría de Cultura difundido esta semana.
Un alto muro de bloques de cemento rodea la construcción ilegal, ubicada en dos parcelas en un área conocida como Oztoyahualco, que se cree que es uno de los distritos más antiguos de la vieja metrópoli.
Un pasado estudio arqueológico indica que allí había un complejo ceremonial con al menos tres templos y unas 25 estructuras separadas.
Teotihuacán, a unos 50 kilómetros al noreste de Ciudad de México, alguna vez tuvo una población de cerca de 100,000 personas que vivían en su mayoría en complejos de una suerte de apartamentos multifamiliares de piedra, muchos de los cuales estaban esmeradamente decorados con coloridos murales.
La ciudad se enriqueció a partir del 100 a. C. hasta 550 d.C., gracias a las extensas redes comerciales y a una próspera economía basada en la artesanía que producía bienes que incluían cerámica, prendas de vestir y, especialmente, hojas de obsidiana afiladas como navajas.
Rivero explicó que las autoridades han luchado por años para detener la construcción ilegal, que a menudo se realiza por la noche o los fines de semana. Los investigadores del gobierno local a menudo llegan demasiado tarde para verificar los daños, agregó.
Teotihuacán fue declarado patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1987, una designación que requiere la protección gubernamental continua del lugar, señaló Rivero.