El Instituto Nacional Electoral ha detectado al menos 132 aspirantes a candidatos que simulan vínculos con grupos indígenas y afromexicanos. Para las mujeres de estas comunidades, la situación simboliza su desplazamiento y violencia política con razón de género.
En México, un millón de mujeres se adscriben como indígenas y 705 mil como afromexicanas. Durante estas elecciones, esta comunidad ha afirmado que existe baja representación política de género y eso abre riesgos a abusos contra este sector.
El riesgo surge porque los candidatos que no pertenecen a las comunidades indígenas o afromexicanas no comparten la misma ideología y cultura, por lo que estos sectores pueden ser víctimas de apropiación de tierras o implantación de nuevas tecnologías que no van de acuerdo con sus formas de vida.
Durante el Conversatorio Mujeres Indígenas y Afromexicanas frente al proceso electoral 2021, Anabel López Sánchez, Directora General para una Vida Libre de Violencia y para la Igualdad Política y Social, en INMUJERES, dijo que los derechos de las mujeres indígenas y afromexicanas van estrechamente ligados con el derecho a la tierra.
” Exhortamos a un proceso de formación de mujeres que les permita ocupar cargos en los grupos de decisión”, señaló.
Las mujeres afromexicanas e indígenas han sido grupos históricamente vulnerados, tan solo en México 66% las mujeres de 15 años y más de edad han sido víctimas de violencia o han padecido, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH).
Nadine Gasman Directora de INMUJERES manifestó: “hemos detectado durante este proceso electoral que la usurpación de identidad ha sido una práctica recurrente de los partidos políticos para garantizar cuotas indígenas y de género, hacemos un llamado a los partidos políticos y sus militantes a que se comprometan con los derechos políticos de las mujeres”
La ausencia de los vínculos reales con las comunidades indígenas y afromexicanas ponen en riesgo las formas de autogobierno que mantienen vivas las raíces de nuestro país, por lo que estos espacios deben ser garantizados para quienes conozcan su comunidad y sus tradiciones, señalaron las voceras.
“El reconocimiento de los espacios en los que tienen que estar las mujeres indígenas y afromexicanas es importante, ya que cualquier persona que se auto-adscribe como perteneciente a una comunidad indígena cumple el requisito para postularse como candidato, esto se puede catalogar como un fraude a la ley”, denuncia Carla Humphrey, consejera del INE.
La usurpación de identidades indígenas y afromexicanas durante estas elecciones se convirtió en una alarma para las autoridades debido a su constancia, sin embargo, las acciones tomadas para esta problemática no fueron oportunas.
“La iniciativa para impulsar y garantizar espacios políticos para las mujeres afromexicanas e indígenas llegó en enero, lo que se traduce en una implementación tardía ya que los partidos políticos ya estaban en la etapa de campaña para ese entonces”, apunta Carla Humphrey.
Algunas de las estrategias que se han propuesto para combatir la violencia política con razón de género en contra de las mujeres afromexicanas e indígenas se enmarcan en proyectos de la mano con radios comunitarias para dar a conocer el marco de reformas y paridad, la co-producción de materiales en sus lenguas para informar sobre los procedimientos para denunciar violencia política y los derechos políticos que tienen para ocupar cualquier espacio representativo en sus estados o el país, sin embargo, la brecha en el número de candidatas políticas activas sigue siendo considerable.