La tregua de tres días anunciada por los talibanes, no oculta el dolor que ha vivido Afganistán tras diversos ataques los cuales han dejado alrededor de un centenar de muertos. El domingo murieron once personas y 28 quedaron heridas como consecuencia de la explosión de dos bombas dejadas en una carretera en el sudeste del país. Ese ataque llegó un día después de una de las matanzas más grandes y más dolorosas de los últimos meses, con más de 85 niñas muertas.
Sucedió el sábado en Kabul cuando tres bombas explotaron a las afueras del colegio Seyed Al Shuhada, situado en el sector conocida como Dasht-e Barchi, habitado mayoritariamente por la minoría chiíta hazara. A esa hora más de dos mil alumnos, donde la gran mayoría eran mujeres abandonaban la institución. Después de la primera explosión, llegaron otras dos detonaciones. Las víctimas fueron en su mayoría niñas y mujeres de entre 13 y 18 años que se disponían a volver a sus casas para celebrar el Iftar, ceremonia con la que se rompe el ayuno del mes del Ramadán.
Si bien en Afganistán no son extraños los ataques a colegios o centros de maternidad, como el que sucedió en este mismo barrio de Kabul hace un año en el cual murieron 15 personas, la mayoría madres y sus bebés. Una multitud de padres y vecinos se apresuraron a buscar a las menores en medio de un escenario caótico. Muchos no tuvieron éxito. Ayer la cifra ascendía a 85 fallecidos y más de 147 heridos.
Muchos en Afganistán señalan como responsable al Estado Islámico de otros ataques contra los hazara, aunque el Gobierno ha acusado a los talibanes. El portavoz de la organización niega el hecho y asegura que no llevan a cabo ataques en Kabul desde febrero del año pasado. “Han atacado tantos civiles a lo largo de su historia que la desconfianza hacia ellos es infinita, por eso ya nadie les cree cuando lo niegan”, aseguró ayer Shaharzad Akbar, directora de la comisión independiente de derechos humanos afgana.
La tregua de los talibanes dará inició este miércoles y se extenderá hasta el próximo sábado. A diferencia de otras treguas donde los combatientes pudieron visitar a sus familias, esta vez tienen la orden de mantenerse en sus puestos. El comunicado advierte que si son atacados por el “enemigo” tienen que estar listos para defenderse.
La tregua no ha sido suficiente para disminuir el temor de muchos ciudadanos, han visto con horror cómo la violencia se ha disparado desde el primero de mayo, cuando las tropas estadounidenses comenzaron a retirarse. Desde entonces ha habido enfrentamientos en varias provincias que han dejado decenas de muertos, aunque la cifra exacta sigue siendo incierto. “Su alto el fuego no tiene sentido. Se toman tres días de descanso para matar de nuevo. Váyanse al infierno”, aseguraba en un tuit la activista Samira Hamidi, que forma parte del equipo de Amnistía Internacional en el sur de Asia.
El jefe del consejo de paz afgano, Abdullah Abdullah, contestó ayer a través de un comunicado al anuncio de los talibanes y dijo que el país necesita un alto el fuego permanente. “Creemos que la mejor solución para salir de la crisis del país es acelerar las conversaciones de paz, la declaración de un alto el fuego duradero y poner fin a los combates para siempre”, mencionó