Los precios en el mercado mayorista, donde los productores venden su electricidad, apuntan una tendencia a la baja a medida que se van incorporando un mayor número de tecnologías renovables emergentes.
El coste actual de una inversión en fotovoltaica y eólica (considerando su vida útil: veinte años normalmente) se ha reducido considerablemente. Desde valores superiores a 300 euros y 140 euros respectivamente en el año 2009 por cada MWh producido, a menos de 40 euros y 35 euros en 2020. Este coste se conoce como coste nivelado de energía eléctrica. Estos valores están por debajo del precio medio en el mercado mayorista. Son ya tecnologías competitivas en precio (la inversión produce una rentabilidad positiva) y anuncian futuras bajadas si aumentan las renovables.
Hoy en día sería aún imposible que toda la electricidad proviniese de fuentes limpias. Para alcanzar este objetivo sería necesario destruir buena parte del modelo energético actual. Los equipos necesarios para dar este suministro no se pueden improvisar. Ni su montaje podría ser inmediato.
Además, no es posible que toda la energía procediera siempre de fuentes renovables (un 100 por ciento). Porque de vez en cuando sería necesario un pequeño porcentaje no renovable para resolver determinadas situaciones climáticas.
En cualquier caso, el mundo económico en general, y la Unión Europea en particular, trabajan con la idea de alcanzar la neutralidad del carbono en el horizonte de 2050. Toda, o casi toda, nuestra energía procederá de fuentes renovables en apenas treinta años, como también estipula la ley de cambio climático.