Para el año 10.000 a.E.C. casi las tres cuartas partes de la tierra de todo el planeta habían sido transformadas por los humanos. Sin embargo, una nueva investigación muestra influencia no fue tan destructiva como solemos creerlo. Los detalles fueron publicados en PNAS.
El estudio de la Universidad de Queensland (UQ) combinó mapas globales de población y uso de la tierra durante los últimos 12,000 años con datos actuales de biodiversidad. Los resultados demuestran la administración ambiental efectiva de los pueblos indígenas y tradicionales.
“El problema” no somos nosotros. Para James Watson de la UQ los hallazgos desafían la suposición de que el “desarrollo” humano conduce inevitablemente a la destrucción del medio ambiente. “Existe un paradigma entre los científicos naturales, conservacionistas y legisladores de que la transformación humana de la naturaleza terrestre es en su mayoría reciente e inherentemente destructiva”, dijo.
No obstante, las tierras que en la actualidad se caracterizan como “naturales”, “intactas” y “salvajes” generalmente exhiben una larga historia de uso humano. Incluso hace 12.000 años, la mayor parte del suelo de la Tierra fue moldeado por humanos. “Incluido más del 95% de las tierras templadas y el 90% de los bosques tropicales”, explicó.
Lo que es más importante, los patrones globales actuales de riqueza de especies de vertebrados y áreas clave de biodiversidad están fuertemente asociados con patrones pasados de uso de la tierra por humanos. Esto en comparación con los paisajes actuales, “naturales” y recientemente intactos.
“Los seres humanos han estado entrelazados con la naturaleza durante la mayor parte de la existencia de la humanidad”, afirmó Watson. Lo dicho es fundamental para saber cómo deberíamos planificar la conservación en el futuro.
Los investigadores argumentan que la crisis de la biodiversidad del mundo moderno ha sido causada por factores más complicados que la simple expansión humana. La destrucción ambiental moderna ha sido resultado de la apropiación, colonización e intensificación del uso de paisajes culturales biodiversos, moldeados durante mucho tiempo por sociedades anteriores
“Como tal, necesitamos aprovechar el conocimiento de los pueblos indígenas y tradicionales”, enfatizó el profesor Watson. “Nos encontramos en una crisis de biodiversidad, un evento de extinción, y las lecciones aprendidas a lo largo de milenios de administración son y serán invaluables”.
Por ejemplo, las áreas bajo control indígena hoy en día son algunas de las áreas con mayor biodiversidad que quedan en el planeta. Los paisajes bajo un uso tradicional de baja intensidad son generalmente mucho más biodiversos que aquellos gobernados por economías agrícolas e industriales de alta intensidad.
“Aquí en Australia, nuestros pueblos indígenas han vivido en sincronía con una biodiversidad increíble durante los últimos 50.000 años”, explicó el profesor Watson.
Una opinión similar es la de Erle Ellis, profesora de Geografía y Sistemas Ambientales de la Universidad de Maryland. Según sus recuerdos, los resultados muestran que la colaboración indígena es fundamental.
“La conservación eficaz, sostenible y equitativa de la biodiversidad debe reconocer y empoderar a los pueblos indígenas, tradicionales y locales”, señaló Ellis. Finalmente, agregó que debemos fomentar su herencia cultural de gestión sostenible de los ecosistemas. Parece ser que el problema no somos nosotros, si no el sistema.