El lunes 8 de marzo es el 44 aniversario del Día Internacional de la Mujer. Esta fecha fue establecida oficialmente en 1977 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los antecedentes de dicha celebración pueden rastrearse en la historia del siglo XIX. La Revolución industrial propició el crecimiento de las fábricas y mayores requerimientos de mano de obra no sólo de hombres, sino también de niños y mujeres.
La participación femenina en el mercado de trabajo fue cada vez en aumento en diversos países, sin embargo, no se reconocía ningún derecho laboral a las mujeres: se les sometía a una extenuante jornada, recibían menor salario respecto al de los hombres y eran discriminadas, condiciones que no tardaron en ser motivo de reclamos y exigencias que dieron inicio a una lucha organizada en busca de su dignificación.
Los partidos socialistas de Europa y Estados Unidos habían establecido un Women´s day anual para promover el derecho al voto y las reivindicaciones de las trabajadoras, que en 1908 celebraron. Pugnaban esencialmente por el sufragio femenino y rechazaban la esclavitud sexual.
La alemana Clara Zetkin —combatiente por los derechos femeninos— propuso que se estableciera el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
El Día de la Mujer se celebró por primera ocasión en Europa el 19 de marzo de 1911. Se exigió el sufragio femenino y otros derechos políticos, como el de ocupar cargos públicos, el derecho a trabajar y a una jornada laboral digna. En los primeros años se festejó en fechas diferentes según cada país, y a partir de 1914, por primera vez en Alemania, Suecia y Rusia, el 8 de marzo.
Los países de Latinoamérica se unieron a la celebración hasta la década de 1980, como consecuencia de la I Conferencia Mundial sobre la Mujer, efectuada en México en 1975.
Ese mismo año de 1975, Eleanor Roosevelt, por iniciativa de la ONU, organizó en México el Año Internacional de la Mujer. Ese año fue trascendental para México, no sólo por ser sede de un evento de gran magnitud, sino porque, gracias a una modificación constitucional, los logros de la lucha de la mujer mexicana se hacían palpables.
Hoy día, tanto en México como en el mundo, el 8 de marzo se ha convertido en una ocasión para examinar las acciones emprendidas en beneficio de las mujeres, teniendo como eje central la equidad de género, la atención a la salud, la educación y el empleo para su integración a la sociedad.
Así pues, este 8 de marzo, es buen momento para retroceder, reparar y pensar en qué tipo de sociedad se está construyendo, en un mundo en el que poco más de la mitad de la población pertenece al género femenino.