Derivado del artículo que publiqué en días pasados sobre el origen del nombre de los municipios de Coahuila recibí algunos comentarios haciéndome ver que había omitido mencionar el nombre de don Venustiano Carranza, glorioso coahuilense y padre de la Constitución vigente en nuestro país.
El objetivo de dicho texto no era enumerar a los próceres coahuilenses. Como Carranza, hay otros que han ocupado la primera magistratura, como Roque González y Eulalio Gutiérrez, así como tantos más que se han desempeñado en disciplinas diversas. Aunque en el caso de don Venustiano, como alguien me señaló acertadamente, su apellido complementa el nombre del municipio que lo vio nacer: Cuatro Ciénegas de Carranza.
Omití esa mención a propósito porque no es el único caso de un municipio con nombre compuesto. Hubiera sido injusto no mencionar a Juan Antonio de la Fuente, aquel célebre saltillense que se desarrolló en el ámbito de la política y la diplomacia en los tiempos aciagos de la Intervención Francesa, llegando incluso a espetarle en su cara a Napoleón III, en su carácter de ministro, el famoso apotegma de “No luchéis contra mi Patria, porque mi Patria es invencible”, y cuyo apellido completa el nombre de Parras, Parras de la Fuente. Es el mismo caso de otros municipios con nombres compuestos, como San Pedro de las Colonias o San Juan de Sabinas.
Aclarado el punto, ahora sí me permito mencionar al Varón de Cuatro Ciénegas de forma amplia. Septiembre es el mes de la Patria, pero febrero también. En este mes se celebra el día de la Constitución, de la Bandera, de la Fuerza Aérea Mexicana y del Ejército Mexicano, y cuando menos, en dos de ellas, don Venustiano jugó el rol principal en su creación.
Todos sabemos que Carranza promulgó la Constitución de 1917, después de haber convocado al Congreso Constituyente que le dio forma. Pero no todos tenemos claro que don Venustiano fue el creador del Ejército Mexicano.
Después de que Victoriano Huerta perpetuara aquel golpe de Estado conocido como Decena Trágica, encerrando y luego asesinando arteramente al presidente Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez, el usurpador anunció vía telegrama a los gobernadores que el Senado lo había designado presidente de la República.
El gobernador Carranza desconoció de inmediato la intentona, señalando, con razón, que el Senado carecía de esas facultades. Tuvo el apoyo absoluto de los legisladores coahuilenses quienes, por unanimidad, promulgaron un decreto con fecha de 19 de febrero de 1913, otorgándole al Gobernador facultades amplias para formar un ejército y reestablecer el orden constitucional, violentado por Huerta.
En 1950, el presidente Adolfo Ruiz Cortines publicó un decreto señalando esa fecha como la del nacimiento del Ejército Mexicano, institución que se ha fortalecido con los años y se ha convertido en fuente de orgullo nacional.
Hoy, a 108 años de su institucionalización, los mexicanos rendimos un merecido homenaje a nuestras fuerzas armadas.