A propósito de la propuesta del Senador Monreal para su regulación
Estimados lectores, me di a la tarea de leer la iniciativa del Senador Monreal sobre los límites que debieran tener las redes sociales, como Facebook, Snapchat, Twitter entre otras, particularmente haciendo referencia a la libertad de expresión como derecho humano y, por otro lado, a los límites a este derecho cuando se trata de difundir información que pueda alterar el orden público, atente contra la dignidad de las personas o se genere odio contra algún grupo en específico. Sin embargo, la iniciativa se centra específicamente en buscar que estos proveedores de redes sociales no puedan bajar información y/o contenidos de los usuarios, cancelar cuentas de manera definitiva o suspenderlas de manera temporal, de manera arbitraria, todo ello de acuerdo con el articulo 175 de la iniciativa.
Los límites que se pretenden imponer, y es el detalle más relevante según mi comprensión, es que será el Gobierno, a través del Instituto Federal de Telecomunicaciones quien tendría la última palabra sobre qué sí y que no puede ser “bajado” de la red, quién sí y quién no debe ser retirado temporal o permanentemente de la red en particular si la reclamación del usuario no prospera de manera interna con la “red” social en cuestión.
La exposición de motivos y la justificación de la iniciativa tiene coherencia, está basada en precedentes históricos de la Corte de Estados Unidos, Amparos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y también en sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que le dan cierta coherencia y razonabilidad a la propuesta, sobre todo cuando se trata de justificar la garantía del derecho humano a la libertad de expresión.
Por otro lado, al tratarse de redes (medios) sociales que se encuentran material y legalmente fuera de la jurisdicción mexicana, la propuesta pretende “alcanzar” a estos gigantes digitales a través de la justificación de que “transitan” por el espectro de las redes digitales concesionadas a particulares para proveer de servicio de internet a la población en general. Técnicamente hablando, esto último está agarrado con pinzas, pues una cosa es que tengamos acceso a la internet a través de estos concesionarios y otra que los contenidos de internet puedan ser regulados por los gobiernos. De hecho, la iniciativa menciona dos iniciativas, no leyes, por cierto, de la Unión Europea que pretenden regular justamente parte de lo que se propone regular en esta iniciativa, sin embargo, aún no son ley. Por alguna razón, que no está detallada en la iniciativa, será.
Resulta muy curioso que la iniciativa se presente en un momento en el que, políticamente hablando, se haya “censurado” a un ex presidente de Estados Unidos que casualmente simpatizaba con el presidente de México, además resulta aún más curioso que la iniciativa se presente algunos días después de que el presidente de México haya criticado, una vez más, a las redes sociales. En el entendido que hay, sin ninguna duda un doble rasero respecto al uso de las redes sociales. ¿De qué se trata? De si me benefician son benditas, y si no me favorecen, ¿son malditas y hay que controlarlas?
A pesar de mi formación como jurista, y amante de las leyes y la justicia, he señalado en diversas ocasiones que la hiper legislación o la sobre regulación que tenemos en prácticamente todos los países de la región, no es más que un síntoma de que la justicia no está funcionando y, no es a través de crear más leyes que la realidad pueda ser transformada. Lo digo como lo pienso, hay miles de temas más relevantes en los que centrarnos antes que en este, pero claro, no están en el radar del presidente y por lo tanto no tienen relevancia. Legislar de manera ociosa o con fines políticos quizá no sea más que, como dice López Obrador, politiquería.