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Oración cívica por nuestra ciudad
Canto I
Nuestra ciudad tiene rostro.
Admírala.
La destrucción afea el rostro de nuestra ciudad.
Cuídala.
El alma de nuestra ciudad se rompe por abandono.
Sálvala.
Hay baches en lugar de caminos.
Asfáltala.
Hay hoyos y grietas en lugar de banquetas seguras.
Paviméntala.
Hay basureros improvisados en lugar de botes.
Límpiala.
Hay telarañas en lugar de cables ordenados.
Ordénala.
Hay estorbos, tornillos y fierros olvidados.
Libérala.
Hay que dotarla de amenidades y utilidades.
Equípala.
Saquemos coraje y fuerza para sostener nuestra ciudad.
Sostenla.
Evitemos que se pierda en lo feo.
Embellécela.
Canto II
Imagínate un día descendiendo del autobús en la terminal de tu propia ciudad.
Recórrela.
Eres un extraño que viaja al corazón de tu propia ciudad.
Siéntela.
Verías con amor sus lugares bellos.
Alábala.
Sentirías dolor al descubrir sus espacios destruidos.
Defiéndela.
Oirías los golpes en tu auto, bici y moto al caer en un bache.
Consérvala.
Respirarías miedo al caminar para no caer en un hoyo en la banqueta.
Reconstrúyela.
Olerías lo podrido de la basura en lugares insospechados.
Levántala.
Tocarías asustado las telarañas de cables.
Rescátala.
Caerías lastimado por estorbos, tubos y metales en banquetas.
Restáurala.
Al regresar del viaje a tu propia ciudad, sacarías coraje y fuerzas para sostenerla.
Cuídala.
Evitarías que se pierda en lo feo.
Embellécela.