A inicios del 2021 el concepto de Justicia Ambiental sigue vigente y se utiliza en el marco de la Sociología Ambiental y la Ecología Política. La Justicia Ambiental, en esta acepción, tiene un origen muy claro en un contexto intrageracional y decididamente antropocéntrico en los movimientos de Derechos Civiles en Estados Unidos (que derivan de Martin Luther King pero son posteriores a su muerte en 1968).
Martin Luther King Junior, nacido como Michael King (Atlanta, 1929), fue un pastor norteamericano perteneciente a la Iglesia bautista y líder del Movimiento por los derechos civiles de la comunidad afroamericana en Estados Unidos. Luther King centró su carrera como activista en la defensa no violenta de la equidad entre todos los hombres, la lucha contra la pobreza y su oposición a los conflictos armados, especialmente la Guerra de Vietnam. Fue galardonado en 1964 con el Premio Nobel de la Paz, un año después de su Marcha sobre Washington en la que pronunció el famoso discurso I Have a Dream (Yo Tengo un Sueño).
Los pensamientos y enseñanzas del doctor King, buscaban la conciliación y el entendimiento entre todas las personas y comunidades, dejaron para el recuerdo citas célebres como ésta. Sirviéndose metafóricamente de un concepto sostenible, Martin Luther King, Jr. afirma que, aunque el futuro sea incierto, siempre hay motivo para intentar hacer del mundo un lugar mejor y en el tema de la ecología la relevancia de los pulmones del plantea como son los árboles: “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy todavía plantaría un árbol”
Si bien la justicia ambiental es “el trato justo y la participación significativa de todas las personas sin distinción de raza, color, origen o ingresos en relación con el desarrollo, la implementación y el cumplimiento de leyes, reglamentos y políticas”.
Es un movimiento que paulatinamente ha ido reforzándose y ampliándose tanto en temas tratados como en el ámbito geográfico y que ha transformado el activismo ecologista. Justicia Ambiental es el movimiento para impedir desproporcionadas cargas de la contaminación o la desposesión de los elementos naturales necesarios para la vida en contra de poblaciones étnicamente discriminadas o de poblaciones pobres.
Por su parte el racismo ambiental o racismo medioambiental es un término utilizado para describir la injusticia medioambiental en un contexto racial izado. Se refiere a cómo ciertas comunidades pertenecientes a minorías étnicas están sometidas a una exposición a contaminantes desproporcionada o a cómo se les deniega el acceso a ciertos recursos naturales, como aire limpio, agua potable y otros beneficios ecológicos
Algunos casos históricos que se abordan desde esta perspectiva fueron el desplazamiento de poblaciones negras en las zonas de São Paulo, Roraima y parte de la región Centro-Oeste de Brasil, por parte de otras comunidades blancas y acaudaladas apoyados por el gobierno Central. También las afectaciones por pasivos ambientales generados por el monocultivo de la caña de azúcar a poblaciones indígenas y negras en el departamento del Cauca y Valle del Cauca en Colombia. Así mismo los conflictos ecológicos distributivos entre las petroleras y el pueblo originario Mapuche en Argentina.
En realidad, muchas veces los conflictos socio-ambientales se solucionan por defunción de la parte más débil, por criminalización de los activistas o por su encarcelación como hoy en día en Intag en Ecuador. No son buenas soluciones. Al contrario, paralizar proyectos extractivistas suele ser beneficioso para el territorio en cuestión y también para avanzar a nivel global hacia una economía menos insostenible y más ecológica.
La justicia ambiental es esencial en la lucha para mejorar y mantener un medio ambiente sano y saludable, especialmente para aquellos que tradicionalmente han vivido, trabajado y jugado en las zonas más cercanas a contaminantes. El legado de Martín Luther King es un llamado a la acción y a la conciencia de una lucha que es más que imperativa para hacer de este un mundo más justo y sano.