Es una realidad que los árboles del Amazonas están muriendo a una corta edad. Por esta razón, un equipo de más de 100 científicos de la Universidad de Birmingham y Leeds, en el Reino Unido, se movilizó para develar la causalidad de este fenómeno. Los hallazgos más recientes revelan el horizonte de los bosques lluviosos en un futuro cercano.
Este gran análisis encontró que la tasa de crecimiento promedio de las especies vegetales es el principal factor de riesgo detrás de la muerte de los árboles del Amazonas. Esto es así porque aquellos de crecimiento más rápido mueren a una edad más temprana.
Esta serie de descubrimientos tiene repercusiones importantes para nuestra comprensión del futuro de este tipo de ecosistemas. El calentamiento global tiende a favorecer especies de rápido crecimiento. Si los bosques que mejor se adaptan al cambio climático tienen más probabilidades de morir más jóvenes, también almacenarán menos carbono.
Los resultados de esta investigación fueron publicados por la prestigiosa revista Nature Communications. La Dra. Adriane Esquivel-Muelbert, líder del proyecto en el Instituto de Investigación Forestal de Birmingham, apuntó lo siguiente con respecto al gran reto al que se enfrenta la comunidad científica en este terreno: “Comprender los principales impulsores de la muerte de los árboles nos permite predecir y planificar mejor las tendencias futuras, pero esta es una empresa enorme ya que hay más de 15.000 especies diferentes de árboles en el Amazonas”.
Conscientes de esta empresa gigantesca, la red RAINFOR se dio a la tarea de reunir más de 30 años de contribuciones de más de 100 científicos. Este registro incluye datos de 189 parcelas de una hectárea, cada una monitoreada en promedio con una periodicidad de 3 años.
Para continuar con los esfuerzos de investigación, en cada visita los científicos miden todos los árboles con un diámetro superior a los 10 centímetros, y califican el estado de cada árbol.
La mortalidad de los árboles es un evento poco común, por lo que para comprenderlo realmente se requieren volúmenes de datos considerables. Por esta razón, de acuerdo con SciTech Daily, se le siguió la pista a 124 mil árboles vivos. De la misma manera, se registraron y analizaron 18 mil árboles sin vida.
Por último, la Dra. Esquivel-Muelbert destacó que una de las causas que agravan la situación es la tendencia creciente de sequías que se ha rastreado en los últimos años. Se ha localizado específicamente en el sur de la Amazonía. Sin embargo, sirve como alerta para demás zonas de bosques húmedos en el mundo. Ahora que cuentan con una base de datos más nutrida, es más posible encontrar nichos de oportunidad para llevar a cabo acciones más asertivas.