Un día de diciembre, en las hermosas playas de Oaxaca. Hugo, con su camiseta amarilla, disfruta el paraíso. Sin cubrebocas, porque no lo recomienda, aunque los científicos de todo el mundo, sí. Hay que guardar la sana distancia, pero no para el amor. Sí, Hugo, el subsecretario encargado de aplanar la curva, tomó vacaciones a las que tiene absoluto derecho, agotado de dar lo mejor y ser poco comprendido.
Mientras, 750 mil de sus colegas médicos, enfermeras y personal de salud luchan contra el monstruo y la muerte. Los titulares advierten que llegaremos muy pronto a los 130 mil muertos. Los hospitales están rebasados.
Es el mismo Hugo que decretó en marzo el cierre de prácticamente toda la economía y ocasionó la quiebra de un millón de micro, pequeñas y medianas empresas, además, por falta de un plan para reactivar la economía y estímulos fiscales. Algunas se cambiaron a la economía informal. De los 12 millones de empleos perdidos, se han recuperado 9.9 millones, de acuerdo con el Inegi, pero muchos de ellos en condiciones más precarias.
Con todo y aquel cierre y sus consecuencias fatídicas, los fallecimientos ya son más del doble de la cifra que Hugo describió como el escenario catastrófico, lo que demuestra el fracaso de su gestión sanitaria de la pandemia. Ahora, el año inicia con cinco entidades en rojo del semáforo epidemiológico y únicamente dos en verde.
Eso significa el serio riesgo de desaparición para 10 mil empresas más tan sólo en el Valle de México, de acuerdo con Coparmex.
Aun así, Hugo se preguntó: “¿Por qué no? Necesitas descansar, has dado lo mejor de ti, allá ellos. Los muertos, muertos están. Esos insensatos que no entendieron que debían cuidarse. Apúrale a vacunarte, no vaya a ser que no alcances. Ya Marcelo hizo su chamba, y si el Presidente se toma unos días, tú por qué no. El juramento hipocrático puede esperar”.
El tema pasa por la moral. El punto 13 de la Guía Ética para la Transformación de México apela a la fraternidad: “Idealmente, debe ser la guía de la acción social de estados, gobiernos, instituciones, sociedades e individuos a fin de superar o aliviar el sufrimiento, la carencia y la indefensión de millones de personas”.
Hasta ahora, han llegado a México 53 mil 625 dosis de la vacuna de Pfizer–BioNTech y está programado que hoy lo hagan otras 50 mil, que sumadas serían apenas suficientes para 51 mil 812 personas, considerando que cada una debe recibir dos dosis. Pero somos un país con 127 millones de habitantes.
De acuerdo con el seguimiento de Our World in Data, apenas 0.02 de cada 100 mexicanos han sido vacunados hasta ahora. Israel es el país más avanzado con 14.4 de cada 100. En Reino Unido, 1.39; en Estados Unidos, 1.28; en Rusia, 0.55; en China, 0.31.
Un problema mundial es ampliar la capacidad de producción de la vacuna. Pero, además, ¿tenemos en México un plan estructurado para aplicarla, Hugo? El objetivo inmediato es haber inoculado a todo el personal de salud al final de enero. Después, en marzo, todos los adultos mayores de 60 años estarían protegidos con la de CanSino, que requiere de sólo una dosis. ¿Es realista? ¿Está organizada la logística? ¿Cuál es el plan para los siguientes segmentos de la población? La transparencia es fundamental.
¿Fue la ruta adecuada terminar con la corrupción en el sistema de salud arrasando con todo lo hecho? ¿Tiene el Insabi lo necesario para suplir al Seguro Popular?
Las apuestas de este año son, sin duda, salud, educación y elevar la confianza de la inversión privada para salir adelante y construir futuro. Necesitamos al sector público trabajando en cada una de sus áreas. Hugo debería tener claro que no es momento de bajar la guardia. No es ilegal que tome vacaciones, es su derecho, pero que lo haga en esta circunstancia es inmoral.
POR ADRIANA DELGADO
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@ADRIDELGADORUIZ