El grupo Atlacomulco
Estimado lector, me honra con su amable dedicación en leer estas humildes líneas, en las que en esta ocasión un servidor expondrá una perspectiva distinta a la del morbo y la conspiración que puede generar el titulo de mi columna de hoy, por lo que le pido la mejor disposición para comprender la idea que a continuación estoy por expresar más allá de la monótona concepción del denominado “Grupo Atlacomulco “.
Primero que nada, permítame aclararle que Atlacomulco es mi tierra, y que como diría Don Isidro Fabela es ese pueblecito mío es la morada predilecta de mi corazón, mi soñar deleitable y mi santuario. Que, en un veintidós de diciembre al despertar la alborada amoratada de frío, me dio la luz primera.
Es de todos conocidos que mi municipio ubicado al norte del Estado de México se ha constituido un baluarte de donde han brotado las más di simbólicas aptitudes, encaminadas siempre al bien y la belleza; que ha sido y sigue siendo fuente de inspiración, de amor y de grandeza para sus hijos, como es el caso de sus políticos, escritores, poetas, deportistas y activistas, empero, sobre todo de gente buena y de fe.
Si bien referente a la clase política que tienen una vocación por el poder que permite agruparse en torno a proyectos locales como no hay ningún otro a nivel nacional, podemos nombrar principalmente a Isidro Fabela como baluarte para el inicio de esta escuela de la antigua forma de hacer política creativa, innovadora y transformadora bajo el impulso intelectual, la formación y la vocación; posteriormente a Carlos Hank, de quien creo que las lecciones de gobernanza son vigentes hoy en día y que he podido conocer a través de mi mentor Ignacio Picardo Pagaza quien antes de su muerta diera catedra de la vocación de servicio, del medio ambiente y sobre todo de sus aprendizajes con Hank. También podemos nombrar a Alfredo del Mazo Vélez y Alfredo del Mazo Gonzales, Mario Colin Sánchez, Salvador Sánchez, Roberto Barrios, Maximino Ruiz y Don Isaias Monroy, etc.., como los personajes originales de quienes vale la pena investigar y conocer su vida y obra, a reserva de que evidentemente existieron más personajes incluso en la época moderna pero que en esta ocasión no son objeto de estudio.
En reconocimiento a lo anterior es menester que más que un grupo Atlacomulco podamos nosotros los hijos y herederos de nuestra tierra comprender y emprender que el rumbo de nuestro municipio como el de cualquier otro se construye con voluntad, unidad, tolerancia, respeto, con amor ecológico y un profundo apego a los Derechos Humanos, en donde es la obligación de todas y todos reconstruir el tejido social , el aparato gubernamental y su capital humano , para lograr una generación de funcionarios y ciudadanos que seamos servidores competentes y honestos.
La vida y obra de nuestros ancestros políticos o no, como es el caso de mi abuelo Ariel Pérez Vaca quien fundo hace 50 años la Cruz Roja en el municipio es más que relevante para nuestra vida contemporánea y así con las demás familias que han emprendido un bien para la comunidad. Son esas manos que forjan el rumbo con incansable esfuerzo de cualquier persona de nuestras 36 comunidades y 34 colonias.
Hay que ser orgullosos atlacomulquenses más en estos tiempos de pandemia y de reconstrucción, ya que es un signo de identidad que da cuenta de nuestro amor por este país, y, sobre todo, de las fortalezas para servirle con honestidad. Apoyándonos unos a otros ya que nunca como hoy, la pasión de formar parte como comunidad mueve cada uno de nuestros días hacia el proyecto de nuestro pueblo, para seguir transformando vidas en un entorno de paz, justicia y prosperidad.
Será de vital importancia que todas y todos los ciudadanos tengan el derecho, que es también el deber, de aportar, con ánimo constructivo y propositivo, a la tarea común que tenemos todas y todos de demostrar de que estamos hechos realmente, con carácter incluyente y ecologista. Solo así seremos un verdadero Grupo Atlacomulco que hable más que de políticos de ciudadanos honestos y preparados con animo de dignificar la vida y todas las áreas posibles de nuestro amado Atlacomulco en donde el centro de todo sea el ser humano.
Desde Atlacomulco , con afecto , Ariel Pérez Garduño.