Las ocurrencias de un gobierno bisoño, como se ha venido mostrando la administración de la 4T, pareciera no tener límite en su irresponsabilidad para con los intereses genuinos de la nación y su población. El peregrinar de la Dra. Beatriz Gutiérrez Müeller por Europa así lo demuestra. La gira, que ha resultado oprobiosa para el país dada la sinrazón de la misma y particularmente por la narrativa chabacana que trata de justificarla, muestra a México como una nación sin imaginación política y carente de una visión de Estado que se inventa la revisión de la Historia como pretexto digno de un bachiller superficial y mediocre para darle pretexto a una “historiadora” según su decir, que no estudió Historia y mucho menos Historia de México de acuerdo con sus registros académicos que constan de la licenciatura en comunicación por la Universidad Iberoamericana de Puebla (Ibero antes UIA), maestría en Letras Iberoamericanas por la misma universidad y doctorado en Teoría Literaria por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), para tener sus quince minutos de gloria representando al gobierno de México al margen del servicio exterior mexicano, en una pretensión absurda que, por lo demás, ha sido negada ya por el gobierno español y el vaticano, sobre las pretendidas “disculpas” por la violencia en la conquista de Tenochtitlán que tanto el presidente como la NoPrimeraDama consideran tan necesarias casi 500 años después de haber ocurrido los hechos en un momento en el que no existía España ni México como tal.
Al parecer, la obsesión por agandallar un pedazo de historia con base en actos de autoridad burocrática y no de una vida de trabajo ,de realizaciones y contribuciones a la grandeza del país, refleja la calidad moral de la cuarta transformación, misma que empata esta búsqueda de trascendencia al uso faccioso del poder del ejecutivo, al grado de llegar a idear un entretenimiento tan caro para la Dra. Gutiérrez como es esta gira, que ha exhibido la mediocridad del gobierno que hoy tenemos los mexicanos pero particularmente la ignorancia de sus protagonistas.
El interés electorero de AMLO lo lleva a construir un discurso para los pueblos originarios de México que exacerbe los resentimientos raciales nacidos en un pasado tan lejano y oculte el abandono que los mismos sufren hoy, como milenariamente lo han padecido, y que incluso se agudiza con las decisiones de austeridad de un gobierno federal insaciable en el manejo de los recursos de la nación, que no son precisamente para destinarlo a estos sectores olvidados de la sociedad como lo muestran nítidamente los presupuestos federales. Hoy, la falta de respeto a las costumbres indígenas es divisa de un discurso falaz, los actos ceremoniales del presidente, sus collares de flores y la quema de incienso contrastan con el abandono de la herbolaria que se permitía y propiciaba en las clínicas rurales del IMSS para la población indígena en respeto a los usos y costumbres, propiciando procesos de inclusión en la medicina moderna y de alta especialidad, por ejemplo, y la cual ha sido abandonado por esta administración. La violencia obstétrica a la que se somete cotidianamente a las mujeres indígenas o la constante violación a sus derechos reproductivos ni siquiera está en la mesa de discusión. Lo que importa a la 4T son las consultas a modo entre los pueblos indígenas y comunidades rurales para legitimar la devastación de lo último que queda de sus selvas, bosques y manglares en aras de dar paso a las obras insignias de la vanidad colosal de su guía supremo.
En esta demanda de disculpas ideada por la Coordinadora del Consejo Asesor de Memoria Histórica y Cultural, creado por la misma 4T que recortó en un 75% el presupuesto al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Obispo de la diócesis de La Paz, Baja California, se une al desfile y solicita, a su vez, que el gobierno federal pida disculpas por las atrocidades cometidas en la Guerra Cristera (1926-1938), en lo que podría ser un tren sin fin de ofensas y lamentaciones huecas e inconsecuentes. Si de disculpas se tratara, los mexicanos bien podríamos exigir que se nos pida perdón por el incumplimiento de las promesas de pacificar el país, por las decisiones que han propiciado que estos dos años de administración sean los más violentos en la historia y por la complicidad con el crimen organizado que controla extensas zonas de la geografía nacional, por la destrucción del sistema nacional de salud y la negligencia de un bufón de la medicina que enluta diariamente cientos de hogares mexicanos ante una pandemia fuera de control, por la militarización de la vida nacional, por la degradación de las instituciones de la república en beneficio del poder personal del mesías tropical, por la mentira que nutre el discurso de propaganda mañanero, por la cancelación del futuro económico del país en el mediano plazo y particularmente por la corrupción imperante en un gobierno que se comprometió a acabar con la impunidad y la falta de justicia. Exigimos disculpas por la pérdida de la esperanza en aquellos que vociferaron que no eran iguales y resultaron efectivamente peores. A diferencia de las ofensas y atrocidades por las que el gobierno de la 4T exige disculpas, las que podríamos exigir los mexicanos no ocurrieron hace cientos de años, ocurren todos los días, en este preciso momento.