Alberto Pérez Blas
El procesamiento político de la iniciativa presidencial para extinguir los fideicomisos vigentes en la estructura de la administración pública federal y que comprenden la atención de rubros tan diversos como es la atención a desastres naturales, investigación científica y tecnológica, desarrollo del deporte de alto rendimiento, promoción cinematográfica y cultural, defensa de los derechos humanos, apoyo a la seguridad en Estados y municipios, entre otros, ha mostrado el desaseo legislativo que MORENA realiza en el uso de su mayoría para cumplir las instrucciones del presidente.
Desde el 2 de abril en que el Presidente decidió, por decreto, dar por finiquitados los fideicomisos en una muestra penosa del desconocimiento de la ley, se inició un proceso accidentado para cumplir la intención presidencial de disponer de los recursos públicos que estos fondos poseían para la atención de los respectivos temas para los que fueron creados y canalizar dichos recursos a prioridades obradoristas que a la fecha siguen sin precisarse.
Ante el rechazo social que generó esta intención del Presidente de la República y la movilización que sectores afectados realizaron solicitando un análisis serio de las repercusiones que esta ocurrencia traería, la mayoría de MORENA en la Cámara de Diputados se comprometió a realizar el dictamen en parlamento abierto a fin de dar cabida a la opinión de expertos e instituciones afectadas por esta iniciativa e incluso en una primera instancia se comprometió a disminuir el numero de fideicomisos afectados aparentando sensibilidad ante los sólidos argumentos exhibidos por la comunidad científica, instituciones como la UNAM, CIDE, IPN , o por lideres de opinión como el cineasta Guillermo Del Toro.
No obstante la obcecación presidencial por disponer de mayores recursos se impuso a la mayoría de MORENA, que llevó al extremo el cumplimiento de la instrucción dada y en una franca violación al decoro político hizo a un lado los compromisos asumidos en una acción que la oposición califica de “madruguete” donde las comisiones de presupuesto y cuenta pública de la Cámara de Diputados aprobó con los votos exclusivos de MORENA, la desaparición no de 44 ni de 55 fideicomisos planteados originalmente, sino de 109 fideicomisos que suman en cuanto a sus recursos presupuestales 68 mil millones de pesos aproximadamente, y como esto al parecer no fue suficiente, se denuncia que la intención en la votación del pleno será incorporar también el “fondo de salud para el bienestar” mediante un artículo transitorio incorporado a hurtadillas en el dictamen, fondo que incluye recursos del desaparecido seguro popular y contempla también un fondo de atención de enfermedades catastróficas como es el cáncer, por ejemplo, dentro de esta gran bolsa que requiere el ejecutivo. El fondo de salud para el bienestar cuanta con 90 mil millones de pesos aproximadamente.
A la par del desaseo en el proceso legislativo, los enredos discursivos para justificar esta destrucción en la gestión publica en que ha incurrido el líder de la mayoría de MORENA alimentan la picardía política, sin embargo, al inscribirse en la dinámica de mentiras que nutre el discurso presidencial, aumenta la vulgarización de la política en el ámbito legislativo y continúa lesionando la ya de por si deteriorada autoridad del Congreso. La lealtad ciega que reclama el presidente y de la cual MORENA se enorgullece, no repara en costos institucionales ni personales, sin embargo la destrucción del andamiaje de la administración pública continúa y la afectación de actividades sustantivas en la vida de la nación no se detiene. ¿Alguien ha pensado en lo que significará reconstruir lo que hoy sin mesura se desecha?