México ante su Segundo Informe de Gobierno: los días del triunfo electoral se van alejando, la realidad se asoma cruda, pesada, contundente.
El presidente AMLO heredó un país con instituciones débiles, cuya cadena de transmisión es la corrupción, una élite empresarial con prácticas ventajosas y elusivas, una sociedad civil expectante todavía con esperanzas.
¡Queremos cambiar¡Es el grito de millones de mexicanas y mexicanos. El Presidente lo escucha y lo interpreta fielmente. ¿Cómo? esa es la disyuntiva. justo de ello nos va a Informar (…) ¿Ha conducido el cambio? ¿Hay ruta clara? ¿Hacia dónde vamos?
Estos tiempos son los más adversos de la historia contemporánea mexicana, afortunadamente se enfrentan con el liderazgo presidencial más legítimo: desigualdad creciente, inhumana inseguridad, pandemia, crisis económica sin precedente.
Resulta cada vez más importante que el gobierno federal ofrezca una estrategia económica post pandemia, porque sin planeación de mediano y largo plazo, refrendar el triunfo electoral en 2021 significaría una victoria política y social más para la 4T, pero las consecuencias de la pandemia y la recesión económica no deben ser inmanejables.
Preparar el país para el mediano plazo supondría construir esferas de confianza socio psico política no sólo en que se está abatiendo la corrupción estructural y simbólica sino también en que es posible enfrentar juntos las consecuencias de diversos males del país y en particular, el fuego complejo complejo y sórdido de la pandemia actual:
1) Confianza en la toma de decisiones presidenciales. La creación en 2020 de un Consejo Económico y Social de la República que proporcione al Presidente elementos y escenarios para valorar la gravedad de la crisis económica y post pandémica.
2) Confianza en la política económica de la 4T Esta semana el joven y prudente Secretario de Hacienda habrá de presentar los criterios generales de política económica, el Proyecto de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos para el 2021.
Será el presupuesto más austero del presente siglo. Se vienen semanas difíciles y angustiantes. ¿Tenemos margen de maniobra? ¿Hay salida?
Se tiene que discutir e implementar una reforma fiscal que le permita a la Hacienda Pública contar con márgenes holgados de actuación, existen diversas propuestas como elevar y eficientar la recaudación del impuesto predial, homologar tasas de IVA, modificar la ley del Impuesto sobre la Renta para evitar el outsourcing, gravar mejor tecnologías digitales y ventas por internet, buscar que las entidades federativas recauden más, cobrar con mayor eficacia los derechos de agua, en fin, propuestas existen.
Los legisladores deben ser conscientes de la importancia de sus deliberaciones y aprobación legal para el futuro de la economía de la República.
3) Confianza de la sociedad en un nuevo modelo de desarrollo.
Justo desde antes de la pandemia, la 4T asumió el desafío de un nuevo modelo de desarrollo social, enarbolado en la visión presidencial de AMLO como reversión del papel de la política económica frente a la política social.
El coronavirus actual demuestra que la premisa presidencial es válida e implica que estamos ante una crisis mundial de las fuentes de trabajo, que no puede sostenerse por la lógica y el funcionamiento de los mercados y sin la activación del Estado keynesiano sobre, al menos, las necesidades extremas de sectores sociales más pobres y vulnerables y tampoco a través de un ingreso mínimo universal.
4) Confianza en instituciones de la República a favor del bienestar común.
El asumir las consecuencias socioeconómicas de la pandemia como un escenario de emergencia nacional permanente, que merece la conjunción de esfuerzos, voluntades, recursos e iniciativas bajo nuevas lógicas tecno estratégicas y multidisciplinares para monitorear y atender a escala local y comunitaria la presencia y focalización de contagios y el restablecimiento de sistemas de autogestión/gestión pública innovadores de servicios básicos y bienes públicos indispensables para las personas, familias y grupos sociales de acuerdo a sus diversos niveles de vulnerabilidad, exclusión y exposición a adversidades múltiples.
La pandemia acentúa las brechas de desigualdad entre ricos y pobres, e incluso al interior de las élites ricas y crea nuevas esferas de desigualdad al interior de familias modestas y clase medieras.
Si no se anticipan las mejores decisiones posibles y se renuevan las capacidades institucionales para evitar un mal manejo de las consecuencias económicas de la pandemia actual, México no será invitado a alcanzar una buena fortuna para su sociedad en la próxima década.
El tratado clásico oriental enseña que el resultado nunca está asegurado dadas todas las variables en juego: sustentaría la regularidad de infortunios que se presentarán en el camino para el país. El Arte de la Guerra aconsejaría anticipar por todas las vías posibles la exposición y el peligro a más decesos y las inclemencias económicas para familias mexicanas como nuevas catástrofes post pandemia.