- Están inscritos en la Estrategia de Acompañamiento Técnico de PpB y se capacitan y habilitan como promotores agroecológicos comunitarios; 65% son mujeres y 82% son indígenas.
- Su labor consiste en aprender tecnologías modernas, que integran en la práctica en campo con conocimientos milenarios que reciben de sus padres, abuelos o vecinos; son capital humano para la transición agroecológica.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, como resultado de un convenio con su par del Trabajo y Previsión Social (SPTS), cuenta con ocho mil 363 becarias y becarios de Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF), quienes participan como aprendices en la Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT) de Producción para el Bienestar (PpB) programa prioritario del Gobierno de México.
La EAT consiste en difundir o reforzar prácticas agroecológicas, principalmente entre los beneficiarios de PpB, implicando con ello mejora de productividad y promoción de sistemas locales de producción y consumo de alimentos sanos, nutritivos, resilientes, competitivos y socialmente responsables, sistemas éstos que aprovechan el conocimiento milenario de los campesinos.
Se desarrolla en 23 regiones de la República, desde la península de Yucatán hasta la Sierra Tarahumara, y se apoya en el trabajo de técnicos agroecológicos y sociales, informó el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez Carrera.
“Un punto nodal de la EAT es el diálogo de saberes pues integra en el trabajo en la parcela los conocimientos, recursos y prácticas de los productores junto con desarrollos científicos y tecnológicos”, apuntó Suárez Carrera.
Los becarios de JCF, dijo el funcionario, participan en una parte de las regiones de la EAT, en 11 estados de la República del sur sureste, fundamentalmente en territorios indígenas de Guerrero, Chiapas, Oaxaca e Hidalgo (las demás entidades son Michoacán, Veracruz, Puebla, Yucatán, México, Guanajuato y Jalisco).
Son jóvenes aprendices, agregó, que trabajan de la mano con sus tutores –esto es, papá, mamá, abuelos, tíos o vecinos de su comunidad– y reciben asesoría permanente de los técnicos de PpB, además de contar con el acceso a una plataforma de capacitación, dispuesta específicamente para ellos, la cual involucra 22 módulos de aprendizaje divididos en temas agroecológicos, sociales y de política pública.
Estos jóvenes tienen en promedio 22 años de edad, cuentan en su mayoría con educación primaria y secundaria y viven en 230 municipios rurales; 82 por ciento son indígenas y 65 por ciento son mujeres.
Todos ellos muestran gran disposición y compromiso para trabajar en favor de sus tutores y del bienestar de sus comunidades, apuntó.
Algunas de las prácticas que aprenden y realizan son diagnóstico de salud de los suelos, elaboración y aplicación de bioinsumos, uso de microorganismos, elaboración de compostas, detección y mitigación de plagas, inoculación de semillas de maíz y manejo poscosecha.
“Estamos muy contentos con el aporte que hacen la Secretaría del Trabajo y JCF al Programa Producción para el Bienestar. Estos jóvenes que trabajan con nosotros son un gran capital humano, pues el aprendizaje que están obteniendo en la EAT los habilita para convertirse en promotores agroecológicos en los predios de sus tutores y en general en sus comunidades; fortalece su autoestima y los arraiga al campo, indicó.
“Además, las becas que reciben les dan oportunidad de generar emprendimientos como la producción de huevo, el establecimiento de traspatios con hortalizas, becerros y gallinas, o de pequeños invernaderos. Contamos con testimonios de ellos; sus capacitaciones y prácticas les llevan al conocimiento del suelo y las plantas, les permiten conocer también las fórmulas para transitar a sistemas agroecológicos y les inducen al amor a la tierra y al campo”, afirmó el subsecretario Víctor Suárez.
Comentó que el trabajo que realiza la EAT cuenta con el apoyo y la concurrencia de diversas instituciones de gobierno, adicional del aporte de la Secretaría del Trabajo.
“Valoramos mucho la coordinación interinstitucional que tenemos en la EAT; además de la participación de los becarios de Jóvenes Construyendo el Futuro, contamos con un convenio de colaboración administrativa y técnica con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); con la colaboración de la Secretaría de Educación Pública, con sistemas de educación a distancia; con el apoyo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), en organización de asambleas en territorios indígenas; asimismo las secretarías de Medio Ambiente y Bienestar tienen una corresponsabilidad con nosotros en la transición agroecológica; la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) nos aporta especialistas en biodiversidad; tenemos coordinación con Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) para el pago de precios de garantía de los productores insertos en la Estrategia… En fin, hay una colaboración de múltiples instituciones que fortalecen el trabajo de los productores del bienestar y que dan expectativas de futuro en el campo a los jóvenes”, dijo.
El subsecretario refirió que transitar a sistemas agroecológicos, como plantea la EAT, deriva en varios factores críticos: en incremento de los rendimientos por hectárea y de la producción; en una alimentación sana para los productores y sus familias, así como para la población de los mercados que abastecen; en un cuidado y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales (suelo, agua), y en un bienestar para las comunidades y las familias campesinas.
De esta forma, “se atienden claramente compromisos que ha hecho la Cuarta Transformación: la autosuficiencia alimentaria y una alimentación sana”, subrayó.
Señaló que las regiones que atiende la EAT son las que el Gobierno de México ha catalogado como prioritarias: incluyen municipios de alta y muy alta marginación, zonas indígenas y con violencia. La Estrategia se enfoca prioritariamente en productores de pequeña escala de granos, caña de azúcar y café.