El arzobispo Carlos Aguilar Retes, dió la instrucción de aplicación de pruebas para el covid-19 a más de 400 sacerdotes a partir del 7 de julio.
Sin embargo, luego de iniciar los exámenes médicos a sacerdotes de las siete vicarías. Se presentaron indicios de alarma al ser detectadas fallas en los protocolos y toma de muestras.
Cabe mencionar que, dichas pruebas se dieron a conocer por medio de fotografías, las cuales de modo inmediato pretendieron ser minimizadas por los curiales de Aguilar Retes asegurando que “se extremarían las precauciones”, y no debería existir razón por la cuál desconfiar.
En las imagines se observa a la persona encargada de los procedimientos sin evidentes barreras o medidas adecuadas. Lo cual podría no garantizar propagar contagios.
Ante está situación, dió su opinión una especialista de la medicina, que conoce del tema, ya que que trata diariamente con el covid-19. Por lo que su prioridad es extremar las medidas de protección para prevenir cualquier contagio.
Por ello, la médico opina que son evidentes los errores exhibidos en las fotos tomadas en la curia arzobispado.
Asimismo dio detalles de como seguir debidamente los protocolos:
Es necesario el acondicionamiento del lugar con puertas o cortinas que permitan cerrar durante el procedimiento. La razón es lógica, un espacio abierto podría esparcir las gotículas que pudiera arrojar el paciente.
“Lamentablemente la persona que toma la prueba está terriblemente mal protegido. Hay que considerar dos factores, independientemente que no cuenta con el equipo adecuado, no tiene gorro que cubra totalmente el cabello, los zapatos están descubiertos, debería traer una bata por debajo de la rodilla, consignar doble guante y el cubrebocas adecuado de grado médico”.
Según lo que observa la especialista, el equipo debe utilizarse una sola vez y lo único reutilizable son los gogles o lentes de protección siempre y cuando se laven con una solución de hipoclorito de sodio al término de cada uso.
Respecto a la toma de muestras, explicó:
“El protocolo pide que el personal actúe en binomio, es decir, quien toma la muestra y, por otro lado, el responsable del embalaje. No se aprecia en las imágenes. Desde luego no puede ser simplemente colocarlas en un tubo de ensayo, hay estrictos procedimientos”.
Sobre la acción de una mujer rociando una especie de desinfectante en el ambiente durante el proceso de toma de pruebas, también refirió:
” Aquí hay un riesgo muy grande. Esa señorita debe tener un equipo de protección como el que he descrito, debe ser adecuado. En las fotos hay gente cerca de la toma de pruebas sin equipo. Llevan ropa de calle. Es recomendable que, entre cada paciente, se haga limpieza. Desinfectantes como el Lysol son inútiles. Lo aprobado es una concentración de 990 mililitros de agua por 10 mililitros de cloro. Con eso se deben limpiar superficies y rociar. No se observa tampoco un espacio para separar a los pacientes sospechosos y aislarse por obvias razones. Las mesas deben ser desinfectadas entre cada paciente con la solución que ya comenté”.
Sin embargo, la doctora señala que si la persona que se observa en las fotografías, encargada de hacer las pruebas no está debidamente capacitado,los resultados podrían no ser confiables.
“A mi apreciación el error más importante es de quien está tomando las muestras. Es evidente que su equipo no es el adecuado, esto podría haber contaminado a otros pacientes y a él mismo. Otra cosa es importante destacar, no se sabe si está capacitado debidamente. Si esto es así, entonces las pruebas ya no son confiables.
La atención médica a los 400 sacerdotes debió estar respaldada por un programa gubernamental, precisó la experta de la salud.
“Lo más conveniente era entablar un buen acuerdo con algún programa gubernamental; por otro lado, existen entidades con las que se puede hacer convenios para hacer pruebas a empresas como es Salud Digna. Tiene precios entre 1900 a 2 mil pesos por prueba y garantizan la instalación de la carpa con el mobiliario necesario, personal capacitado y adecuado para tal cantidad de tomas”.
El no llevar debidamente los procolos durante la toma de muestra para detectar el covid-19, podría tener sanciones.
“Desde luego debe determinarse bien la conducta, pero en la Ciudad de México el artículo 159 de su Código Penal dice que quien ponga en peligro la salud de otro, deberá pagar una multa, además de imponerse una pena de prisión. El delito está establecido en esa ley”.
Ante la explicación a que sucedan estos descuidos sanitarios ante la grave pandemia, la médico culminó diciendo: la respuesta no parece fácil, aunque hay un factor, se llama irresponsabilidad.
Así que, se debe prever un desenlace fatal, al elegir en dónde y con quién se tomará una prueba por covid-19.