Los ciudadanos Venezolano-Americanos en los Estados Unidos tenemos un privilegio, conmemorar en un mismo viaje la independencia de nuestra nación adoptiva, con la de nuestra siempre amada Venezuela. Por casualidad conmemoramos el 4 y el 5 de Julio juntitos.
Con ocasión de estas fechas, haremos un rápido recorrido histórico y veremos algunos interesantes detalles que ya no serían “casualidades” sino más bien “causalidades”. Pero también encontraremos fundamentales diferencias que explican el porqué de las cosas, como las vemos hoy en día.
Los gritos de libertad que comenzaron con la Masacre de Boston en Marzo de 1770, continuaron con el Boston Tea Party en Diciembre de 1773 y la idea de no pagar más impuestos al Rey de Inglaterra sin representación en el gobierno (“No taxation without representation”); desencadenando el proceso y la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (también conocida como Guerra Revolucionaria Americana). Fue un conflicto que enfrentó a las trece colonias británicas originales en América del Norte contra el Reino de Inglaterra. Durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, el Congreso Continental reunido el 4 de julio de 1776 en Filadelfia, ratificó el que quizás es uno de los documentos políticos más poderosos e influyentes de todos los tiempos: La Declaración de Independencia de Estados Unidos de América. El documento original está expuesto al público en los archivos nacionales estadounidenses en Washington, DC y fue aprobado por 56 congresistas, y redactado por Thomas Jefferson con la ayuda de otros cuatro congresistas: Benjamin Franklin, John Adams, Roger Sherman y Robert Livingston (conocidos en la historia como “El Comité de cinco”). Adams y Jefferson fueron en ese orden el segundo y tercer Presidente de los Estados Unidos. Livingston el primer Canciller o Secretario de Estado; Sherman Diputado y Senador por Connecticut. El sabio e inventor Franklin fue la fuerza intelectual y unificante de todos los próceres y en los primeros pasos de la República fue el primer Jefe del Correo de los Estados Unidos (el primer servicio público federal creado por la Constitución, que incluía el manejo de los primeros servicios de inteligencia) y el primer Embajador en Francia, la posición diplomática más importante de la época por el vínculo militar y financiero del proceso de independencia con dicho país. La declaración se imprimió en papel moneda y se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias extranjeras. La declaración se aprobó con la abstención de la delegación de Nueva York (incluyendo a Livingston corredactor de la declaración). De los 56 congresistas, 14 murieron durante la guerra. La guerra de independencia de los Estados Unidos se desarrolla entre 1775 y 1783, finalizando con la derrota británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París en 1873. Y aquí comienzan algunas importantes coincidencias para los venezolanos.
Nuestro Francisco de Miranda se encuentra en Filadelfia en 1783 decidiendo sobre su futuro y comprendiendo el proceso que daba inicio cuando Inglaterra reconoce en el Tratado de Versalles la independencia de los EEUU. Además de corresponder con Washington como emisario del Capitán General de Cuba Juan Manuel Cagigal, cultiva amistad con otros líderes independentistas, particularmente Alexander Hamilton, y vive un amorío con Susan Livingston, hija de Robert Livingston, primer Secretario de Estado y el corredactor de la Declaración de Independencia que curiosamente no la firmó porque su Estado, Nueva York, instruyó a la delegación abstenerse. Para tener perspectiva de la presencia de Miranda en Estados Unidos, el 24 de Julio de 1783 nació Simón Bolívar y Francisco de Miranda (en esa fecha de 33 años) ya era amigo de Washington y Hamilton, y pensaba en la independencia de Venezuela.
La independencia de los Estados Unidos se inspira y tiene las mismas raíces enciclopedistas y anti-monárquicas seguidas por todos estos líderes masones en América, y los estudiosos de la vida de Miranda afirman que se decide a luchar por la independencia de Venezuela durante su estadía en los Estados Unidos, al calor del proceso protagonizado por Washington. En 1787 Estados Unidos adoptó la primera y única Constitución que ha conocido, y Washington fue elegido por el Colegio Electoral en las elecciones presidenciales de 1789 como el primer presidente de una República Federal. Si bien la independencia de Venezuela se inspira y tiene las mismas raíces que la estadounidense, como lo confirma el detalle de las andanzas de Miranda entre Filadelfia y Nueva York, existen inmensas diferencias en la coincidencia.
La guerra de independencia Venezolana fue un proceso mucho más largo y cruento que el conflicto norteamericano. La guerra de independencia americana concluyó en menos de una década. Se estudia en las disciplinas castrenses que Washington triunfó con el uso de la inteligencia militar, y que fueron más decisivas para su éxito las confrontaciones que evitó que las que peleó, casi siempre imponiéndose en sus victorias por el factor sorpresa, que lograba con base en una eficiente red de espionaje. Además Washington era el líder militar de un ejército que unificaba varias colonias desde la proclamación de la independencia misma, anticipando un modelo federativo de gobierno entre lo que pudieron ser 13 repúblicas diferentes.
Por el contrario, la independencia de Venezuela tuvo varios movimientos precursores: La insurrección de José Leonardo Chirino (1795), un zambo libre que promovió una idea republicana en la que se propugnaba la abolición de la esclavitud; pero bajo la mirada desconfiada y hasta acusatoria de la élite blanca criolla, que no obstante acariciar la idea independentista, no se unía en torno a algo para algunos precipitado, que colocaba a un mestizo a la cabeza, y adicionalmente ilegalizaba la esclavitud, parte esencial de las estructuras económicas coloniales. Luego vino la Conspiración de Gual y España (1797) que pese a sus importantes proclamas progresistas no pasó de ser un movimiento sedicioso o intento de golpe de estado, sin raigambre popular, y por ello delatado. El intento de Francisco de Miranda con su entrada por la Vela de Coro (1806) no tuvo acogida porque fue visto como una imposición externa (financiada por los ingleses en su ambición de debilitar los dominios Españoles en América, tras la independencia Americana). Por tanto, Miranda, se presentó en esa oportunidad como un extranjero en su propio país, cubierto de glorias militares en Europa, pero sin ser portador de una proposición unitaria de los líderes de la sociedad Venezolana. Por otra parte durante la independencia de Venezuela surgen y caen sin consolidarse dos repúblicas, y no es hasta más tarde que Simón Bolívar logra, con un tanto de audacia, visión y ambición, avanzar más allá de la liberación de una colonia para sumar a la de la Nueva Granada (hoy Colombia y Panamá), Quito (hoy Ecuador) y Bolivia (entonces parte del Perú, donde el Mariscal Sucre, venezolano y pupilo de Bolívar fue factor clave); dando origen a la Gran Colombia.
Otra importante diferencia está en el bautismo del proceso. En Estados Unidos la Declaración de Independencia expresaba una ruptura frontal con el Rey de Inglaterra. En Venezuela, todo comenzó el 19 de Abril de 1810 como una manifestación de lealtad al Rey Fernando VII de España, derrocado por los franceses al mando de Napoleón Bonaparte, quien impuso a su hermano José Bonaparte en el gobierno de España. Esta complicada maniobra, que inicia con un paso tan distante de la misma revolución francesa (inspiración del propio proceso de independencia), y declarativa de lealtad a la Monarquía española, de cuyo yugo en forma inconfesable las elites venezolanas querían independizarse, fue decisiva para unir a los Blancos Criollos y muchos Blancos Peninsulares, junto al pueblo, en una aventura que cristalizó con proclamación de la Declaración de Independencia de Venezuela el 5 de Julio de 1811, casi un año después. El Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela es un documento en el cual siete Provincias Españolas pertenecientes a la Capitanía General de Venezuela en Sudamérica declararon su independencia del Reino de España y explicaron sus razones para esta acción. La nueva nación que esta declaración proclamó sería la Confederación Americana de Venezuela. Fue redactada principalmente por Juan Germán Roscio, quien fue luego el primer Vicepresidente de la Gran Colombia y el primer Canciller de Venezuela. Es importante destacar que las provincias de Coro, Maracaibo y Guayana, quedaron excluidas del Congreso por estar dominadas por los españoles, y por tanto no suscribieron la declaración de independencia.
Un último y curioso dato. Ni Washington ni Bolívar son firmantes del Acta de la Declaración de Independencia de sus respectivas naciones, pero son sin discusión los líderes militares que las hacen posibles. En el caso de Washington, que si era Delegado al Congreso Continental, no la firma porque estuvo ausente al verse designado de forma inmediata como Jefe Militar del Ejército o milicia del nuevo Estado, y ya se encontraba en pie de lucha cuando el documento fue aprobado. Bolívar no representaba a ninguna provincia de Venezuela en el Congreso que proclamó la independencia, pero estaba detrás de muchos de los movimientos que tejían sus resultados, y fue decisivo en el regreso e incorporación de Miranda a dicho cuerpo, quien con su prestigio militar era símbolo y actor necesario para la lucha que se desencadenaría. La firma de Miranda si está estampada en el documento como delegado o diputado por Barcelona. Sin embargo, no fue Miranda (quien muere condenado por traición en la prisión de La Carraca, Cádiz tras la caída de la Primera República), sino Bolívar la figura militar y política estelar de la independencia. Mientras a los americanos del norte les tomó menos de 10 años concluir la guerra contra los ingleses y ver a Washington como su primer presidente electo bajo la que sigue siendo la Constitución del pueblo estadounidense; los venezolanos continuamos en conflicto hasta 1826 en la búsqueda de un gran proyecto independentista y federativo llamado la Gran Colombia, que fracasó no tanto por ambicioso, sino debido a la falta de unidad entre los líderes de la independencia, quienes se apartaban del liderazgo de Bolívar para aferrarse a la idea de varias naciones donde cada quien gobernaría a su antojo. A diferencia de Washington, Bolívar no pudo encabezar un proceso de consolidación republicana bajo una Constitución Federal. Por el contrario, tuvo que ser Dictador y gobernar por decreto entre 1826 y 1830, para luchar contra los movimientos separatistas que finalmente triunfaron.
La República de Venezuela que hoy conocemos comienza realmente en 1830 de la mano del liderazgo del General José Antonio Páez, quien luego de magnífico jefe militar en la independencia, fue la figura más emblemática de “La Cosiata”, el movimiento separatista de los Venezolanos. Desde ese momento, golpe de estado tras golpe de estado, pasando por la Guerra Federal, el país vivió en conflicto bajo la ambición de caudillos y milicias, totalmente en desunión, hasta que tomó el poder el General Juan Vicente Gómez entrado el siglo XX. Venezuela ha vivido toda su historia entre la bota militar y el conflicto, con el paréntesis de los 40 años de democracia representativa y alternativa que protagonizan los partidos AD y COPEI entre 1959 y 1999 bajo la Constitución de 1961, que ha sido la más duradera. En todo ese proceso y hasta la fecha Venezuela ha conocido 26 Constituciones. Estados Unidos ha tenido una sola Constitución a partir de su declaración de independencia, con 27 enmiendas para introducir cambios puntuales que han dado mayor fuerza a la Constitución misma y su sistema de gobierno democrático, así como a las libertades y derechos humanos e individuales frente al poder del gobierno. Muy posiblemente al final de esta oscuridad en que vive Venezuela será necesaria una nueva Constitución para prender la luz e iluminar el futuro de los Venezolanos. Sería la número 28.
No obstante los contrastes expuestos, existe un pensamiento sistémico y común según lo expresan el pueblo americano y el venezolano en sus declaraciones de independencia. Estas dos declaraciones deben ser leídas y sentidas por todos los Venezolano-Americanos al celebrar el 4 y el 5 de Julio.
Un tema final que cabe destacar. En esta oportunidad la inmensa mayoría de la población Venezolana llega a su independencia como una familia rota, separada más allá de las diferencias políticas y el conflicto, por el éxodo que tiene a 5 millones de Venezolanos fuera de su patria. En EEUU vivimos 420 mil venezolanos, 120 mil somos ciudadanos de ambos países. 150 mil viven en situación migratoria totalmente vulnerable, más de 2 mil enfrentando procesos de deportación y cientos de ellos detenidos. Según el importante centro de estudios demográficos PEW la inmigración Venezolana tiene el nivel de educación más alto de toda la gran familia que integra la inmensa inmigración latina. Unos 50 o 60 mil venezolanos pueden votar en las elecciones de los Estados Unidos este mes de Noviembre, y la tragedia humanitaria que vive Venezuela, así como la lucha sostenida para recuperar la democracia y defender los derechos humanos es un asunto bipartidista. Queda pendiente alcanzar una protección migratoria temporal para cientos de compatriotas en EEUU. Y ese también será un tema presente en la decisión que tomen los venezolanos con derecho al voto en EEUU.
Mientras en Venezuela las autoridades del régimen celebran hoy en una típica procesión militarista la fecha del 5 de Julio, desde el ayer los Venezolano-Americanos recordamos el vínculo de Miranda con Washington que sembró la idea de formar en Venezuela, y en los dominios españoles al sur de América, una nación independiente como la que nació un 4 de Julio de 1776 con los Estados Unidos de América.
Al celebrar la independencia de EEUU, los Venezolano-Americano rendimos tributo en las actividades festivas, comunitarias y descentralizadas que caracterizan la celebración de la independencia estadounidense, a ese ideal soberano y democrático hoy frustrado por el régimen y el conflicto político que asfixia a los Venezolanos, haciendo sentir nuestra exigencia de que nuestros conciudadanos de este nuestro país de adopción nos apoyen decididamente en ofrecer protección migratoria a los Venezolanos que viven en EEUU desplazados por la opresión y la crisis humanitaria, mientras se alcanza recuperar la democracia a través de un proceso pacífico que abra paso a unas elecciones generales libres, justas y creíbles en Venezuela.
Nos leemos por Twitter @lecumberry.