Como ya es costumbre las declaraciones y medidas del Presidente Andrés Manuel López Obrador nos dejan con la boca abierta, y no sólo es asombro, para muchos es preocupante, frustrante, un sentimiento de impotencia y enojo. López Obrador ordenó el recorte del 75% al gasto corriente del presupuesto público destinado al pago de los servicios esenciales para el funcionamiento del gobierno, como: luz, agua, combustibles, telefonía, arrendamientos, contratación de servicios, etc.; inversiones que están incorporadas como gasto corriente en los capítulos “2000 materiales y suministros” y “3000 servicios generales” del Presupuesto de Egresos de este año. Dicha reducción presupuestaria no aplicará para los Poderes Judicial y Legislativo ni para los órganos autónomos; tampoco se verán afectadas las Secretarías de Salud, Defensa y Marina ni la Guardia Nacional.
Con este nuevo recorte, el sector ambiental de México se declara inoperante a nivel federal, política que contrasta con la emergencia ecológica que se vive no sólo en nuestro país, en el mundo entero.
Desde el año 2015 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) ha sufrido recortes en su presupuesto; en el año 2014 se le otorgó $63,422.21 millones de pesos, para 2015 $63,331.92, desgraciadamente en el año 2016 comenzaron los recortes significativos ya que el presupuesto aprobado fue de $49,307.86, en 2017 se siguió enterrando al sector con $33,101.22, en el 2018 $34,331.75, para el 2019 $23,447.82 y este 2020 $21,732.97, ahora bien, restemos a éste presupuesto asignado el nuevo recorte de las partidas mencionadas.
Los constantes recortes se traducen en el desmantelamiento de instituciones como: la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). Instituciones que tienen encomiendas invaluables en el mantenimiento del medio ambiente y recursos naturales, sin embargo, las dependencias que serán más golpeadas ya que realizan funciones vitales -sin demeritar a las otras dependencias- son la CONANP y PROFEPA.
La CONANP es la institución responsable de salvaguardar las áreas con mayor biodiversidad en México. Administra actualmente 182 áreas naturales de carácter federal que representan 90,839.521 hectáreas y apoya 354 Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación, con una superficie de 551,206.12 hectáreas. De la superficie total de Áreas Naturales Protegidas, 21,886.691 hectáreas corresponden a superficie terrestre protegida, esto equivale al 11.14% de la superficie terrestre nacional. En lo que respecta a superficie marina, se protegen 69,458.748 hectáreas, lo que corresponde al 22.05% de la superficie marina del territorio nacional. Recordemos que las Áreas Naturales Protegidas son generadoras de servicios ambientales, importantes para el mantenimiento de la vida.
La PROFEPA, es un órgano administrativo desconcentrado, con autonomía técnica y operativa, creada el 4 de junio de 1992 para procurar la justicia ambiental mediante la aplicación y cumplimiento de la legislación ambiental federal a través de la atención a la denuncia ciudadana y mediante acciones de verificación, inspección y vigilancia.
Sin embargo, el sector ambiental con sus múltiples problemas -corrupción, falta de estrategias claras, metas irreales y servidores públicos sin experiencia en materia ambiental- presentaba un pequeño avance, ya que día a día se sumaban voluntades para tratar de mejorar, no obstante, desde que se iniciaron los recortes presupuestales los delitos ambientales han ido en aumento, ya que al perder presencia o dejar de trabajar con las comunidades promoviendo actividades sustentables, así como el ser permisibles o participes, les hemos otorgado a los delincuentes facilidades para poder actuar en sus diferentes modalidades de delito, un ejemplo es que desde hace un par de años se habla de la constante destrucción de nuestros manglares, ocasionada principalmente por obras de infraestructura turística; la contaminación de ríos por la actividad minera, recordemos el río Sonora; el tráfico ilegal de buches de totoaba, actividad pesquera que marca la inminente extinción de la vaquita marina; tala ilegal, ya sea motivada por la venta de recursos maderables o el cambio de uso de suelo para la instalación de obra pública o privada; y recientemente el tráfico con fines internacionales -destino China- de más de 15 mil ejemplares de tortugas dulce acuícolas listadas en categoría de riesgo por la NOM-059-SEMARNAT-2010, y así se enumeran múltiples ejemplos que a lo largo de mi experiencia he podido atestiguar.
Ahora bien, los recortes presupuestales han tenido un tinte político, siendo evidente el desconocimiento e incongruencia con las políticas ambientales a nivel internacional, malas decisiones que lo único que han fomentado es la inoperatividad, improvisación e incapacidad para abordar o dar respuesta a las problemáticas ecológicas que cada día son más graves.
El sector ambiental por ningún motivo debe ser castigado con recortes de presupuesto, al contrario, tendría que aumentarse los recursos asignados dado los graves problemas que enfrentamos no solo como nación, ya que los impactos al medio ambiente y recursos naturales son a nivel global, simplemente basta con reconocer los daños que las actividades humanas provocan, como: el cambio climático, producto de la emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera; la deforestación, que continua a un ritmo alarmante devastando bosques y selvas; la degradación del suelo, producto de la agricultura intensiva e incendios forestales; la energía, el uso constante de combustibles fósiles; la escasez de agua, debido a la sobre explotación de acuíferos y su contaminación por descargas residuales; la extinción de especies y pérdida de biodiversidad, producto de la destrucción y fragmentación de su hábitat, la presencia de especies exóticas invasoras y comercio ilegal de flora y fauna silvestre; la generación de residuos, la basura en las ciudades será el doble que la actual para el 2025; y la sobrepesca, se dice que el 60% de las especies comerciales están sobreexplotadas, poniendo en grave riesgo la seguridad alimentaria mundial.
Ante esto, es imprescindible que nuestros legisladores sean conscientes de lo que están aprobando, que analicen con detalle sus posibles efectos, el medio ambiente ya ha sido muy castigado, no lo sepultemos más.
Proteger y conservar nuestro medio ambiente y recursos naturales requiere, más que de subsidios, de un amplio esfuerzo de construcción de capacidades, para lo que es necesario un enorme despliegue de técnicos especialistas en todo el territorio nacional. Estrategia que ayudaría a generar el desarrollo sostenible tan soñado para México, y los costos económicos serían menores que repartir dinero disfrazado de apoyo social, pero es algo que políticamente no es viable.
Los recortes al presupuesto han resultado en la incapacidad de las dependencias para afrontar sus responsabilidades y atribuciones, y que los solicitantes caigan en el hartazgo burocrático e incredulidad de las mismas, aunado a que administrativamente las dependencias fueron neófitas en crear regulaciones que simplificaran la tramitología -para muchos exageradas- y a la falta de contratación de personal especializado. De esta manera, poco a poco la SEMARNAT ha venido perdido la capacidad para resolver las problemáticas ambientales, las cuales han evolucionado más rápido que nuestras dependencias.
Aunque el titular de la SEMARNAT trate de mantener en pie a la institución, será casi imposible con el recorte propuesto, ya que trasciende directamente con la operatividad, desgraciadamente los costos de esta pésima estrategia económica serán muy altos, e impactará de manera directa a quienes dan la vida por defender nuestro patrimonio natural, a quienes viven de conservarlos, pero sobre todo, a todos los que necesitamos de los servicios ambientales que nos brindan.
Nuestro medio ambiente y recursos naturales no son negociables, no deben de ser instrumentos políticos, garantizar su continuidad y cuidado es una gran responsabilidad, la cual, a muchos les parece insignificante, minimizan los daños y no tienen el valor o los principios morales y éticos para tomar esta responsabilidad, no olvidemos que los problemas que enfrentamos como planeta; incendios forestales, inundaciones, huracanes, ciclones, pandemias, entre otros, son producto de la destrucción de los ecosistemas y su biodiversidad, sin éstos, no existirá nada que sustente la vida en el planeta.
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