“Sin inversión no hay desarrollo, sin recursos y sin reforma fiscal progresiva, la “cuarta transformación” fracasará, pues solo distribuirá pobreza” dijo Francisco Suárez Dávila, miembro del IDIC (Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico) en el marco de una conferencia organizada por CONCAMIN (con su presidente Francisco Cervantes) sobre el “Estado de bienestar” el día 27 mayo del año 2020, conferencia a la que asistió el presidente de MORENA, Alfonso Ramírez Cuellar.
En México 2020, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el “Bank of America” y el mismo Banco de México, la economía descenderá en promedio un 7 a 10%; además se espera que haya 10 millones más de pobres, entre otras cosas porque de acuerdo con el presidente López Obrador se perderán al menos 1 millón de empleos este año.
Por otro lado, el director del IDIC José Luis de la Cruz, señaló que México ha recaído en recesión al menos 9 veces en 50 años, pues, entre otras cosas no se ha fomentado y sostenido una política industrial que permita el desarrollo del país.
El panorama resulta muy retador para México, por un lado, se tiene el reto de amortiguar la caída macroeconómica que bien podría conseguirse a través del fomento de inversiones y de políticas públicas que generen mayor industrialización que a su vez provocarán que aumente la oferta de empleo. Esta dimensión es de largo plazo por lo que mientras más pase el tiempo sin tomar decisiones, más complicado será la “reconstrucción” económica del país.
Pero hay otras dimensiones, aún más importantes que la anterior, aunque interdependientes entre ellas, y son: la dimensión microeconómica y sobre todo la dimensión social, esa dimensión en la que encontramos a millones de familias que necesitan de servicios públicos de calidad y de un ingreso mínimo que les permitan satisfacer digna y decentemente sus necesidades más básicas.
Es importante recalcar que los fenómenos sociales son multidimensionales y es tan importante que la macroeconomía resurja como el derecho se respete, así como se desarrollen políticas sociales para los grupos más vulnerables de la sociedad.
El pasado 22 de mayo 2020, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Oficina para el Cono Sur de América Latina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentaron el informe: “El trabajo en tiempos de pandemia: desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID-19)” en el que se pueden encontrar algunas propuestas de contención y mantenimiento del empleo basadas en experiencias pasadas como lo son por ejemplo: incentivos fiscales para el mantenimiento de los empleos y la supervivencia de las empresas, jornadas laborales acotadas que permitan mantener los puestos de trabajo etc. pero hay una que me parece relevante de cara al corto plazo, dotar a la población de una renta mínima básica temporal otorgada por los gobiernos (que puede ir de 3 a 6 meses de acuerdo con la OIT) hasta que la crisis por COVID-19 pase.
España es un ejemplo muy claro de cómo hacerlo, me parece que toda américa latina bien podría dotar de una renta mínima básica. Particularmente esta renta mínima básica se vuelve fundamental en México de cara al inminente y casi inevitable crecimiento de la pobreza y exclusión, que terminará en una crisis social que puede terminar en una crisis de seguridad, pero ¿habrá voluntad política para ello?
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
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