Un reclamo generalizado a Andrés Manuel Lopez Obrador en su condición de candidato a la presidencia de la República y posteriormente como presidente electo era la falta de definición puntual de lo que constituía la cuarta transformación, tanto en su contenido ideológico y programático como en su postura ante principios básicos del sistema politice mexicano y su estructura constitucional. Las respuestas sesgadas y retóricas que se proporcionaron en su momento mostraron que la naturaleza de la cuarta transformaron sería el secreto mejor guardado de la administración.
Los libros escritos por AMLO y que se decía contenían los fundamentos políticos y programáticos de todo el movimiento de regeneración nacional (MORENA) y por tanto de su propuesta de gobierno, arrojan poca luz sobre estas interrogantes que la esfera política e intelectual del país formuló insistentemente por largo tiempo. La falta de rigor y congruencia en el contenido de dichas obras así como la ausencia de visiones de futuro y el “diagnósticos de la realidad” compendiada en juicios de valor e interpretaciones forzadas de la historia inmediata, con clara intencionalidad política, no permiten vislumbrar un proyecto de nación anclado en la realidad más aséptica de los graves problemas nacionales. Así la 4T ha tenido que ser imaginada incluso por sus actores más relevantes, de acuerdo con el papel que les haya sido asignado por el líder de la cofradía y en función de sus intereses particulares.
El avance de las acciones gubernamentales y el desarrollo del discurso del presidente en cada conferencia mañanera, que alimenta la lealtad acrítica de sus bases de apoyo y revela los objetivos a obtener de las políticas públicas no necesariamente institucionales ni mucho menos apegados al marco legal todavía vigente en el país, han venido delineando hacia donde se dirigen las decisiones y estrategias del presidente de la república, y personifico este hecho, dada la ausencia de interacción política del agrupamiento de intereses que significa el partido MORENA en las definiciones estratégicas de AMLO. Lo que ya es inocultable son los avances que se han hecho en la construcción de un estado autoritario a costa del debilitamiento de las instituciones constitucionales que signifiquen un contrapeso al poder político del ejecutivo federal, acompañado lo anterior por una creciente participación de las fuerzas armadas en la actividad gubernamental al margen de su naturaleza y funciones constitucionales, lo que significa el ejercicio de crecientes recursos públicos por los diversos mandos militares.
Hoy, más que nunca, es una prioridad la decisión de subordinar los poderes estatales al poder central para la construcción de este estado autoritario y no se hará a través de la negociación política (como tradicionalmente los presidentes anteriores establecían el equilibrio con las fuerzas regionales), hoy, el instrumento privilegiado es la amenaza de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, la que acuerda directamente con el presidente de la república.
La obsesión por asegurar los procesos electorales del próximo año corresponde a esta lógica. El cooptar por la vía electoral el control de los Estados que hoy reclaman la soberanía que les garantiza la constitución es necesario para que el presidente de la república, pueda gobernar de forma unipersonal y sin restricción jurídica sin la incomodidad de toparse con un dique opositor firme en forma de los ejecutivos estatales.
La actividad legislativa de MORENA en la cámara de diputados se mueve también alrededor de esta lógica, de tal forma que no ha cesado de buscar formas de dotar al ejecutivo de mayores atribuciones aun en detrimento de sus propias facultades constitucionales. La mayoría de MORENA ha estado dispuesta a renunciar a sus facultades constitucionales sobre presupuesto en beneficio del poder del ejecutivo y ningún derecho fundamental ha sido un inconveniente al momento de presentar propuestas como el grabar la “riqueza” de los mexicanos con el fin de concretar el discurso presidencial sobre el pueblo bueno que se ha visto empobrecido por los ricos depredadores de la riqueza nacional y con los cuales se pregunta el presidente qué se puede hacer. La mayoría de MORENA en la cámara de diputados convierte a ésta en una parte operativa de este estado autoritario en construcción, en detrimento del equilibrio de poderes al cual constitucionalmente estaría obligada a fortalecer, de tal forma que los procesos de destrucción de la república en su diseño constitucional avanzan ocultos en una retórica pendenciera, altisonante y con trazos religiosos para dotar a la sociedad de esa guía predestinada para conducirnos a la salvación del alma en la pobreza que purifica y en la obediencia liberadora del libre albedrío.