En nuestro diario vivir podemos percatarnos de toda una sociedad que construye y destruye todo a su vez, sin embargo, está presente la existencia de diversos tipos de conductas, una de ellas es la conducta agresiva, la cual, es mal vista por los otros que le rodean, ya sea en una expresión mínima o en su defecto llegando a cometer actos delictivos criminales.
Por otro lado, en la sociedad que vivimos y a nivel mundial hemos sido testigos de actos terroristas en donde se pone de manifiesto la integridad de las personas, pues ante dichos acontecimientos surge inseguridad, nerviosismo y pánico; es aquí en donde la psicología criminal cobra vital importancia para entender el comportamiento delincuencial aplicando métodos y técnicas de investigación para entender al delincuente desde su proceso de pensamiento hasta la forma de delinquir y de esta forma poderles capturar.
Es importante resaltar que la conducta delictiva como la agresión humana, no solo dependen de un factor, es importante mencionar que cada individuo es único, irrepetible y que no se debe de generalizar; las causas que propician la conducta de los seres humanos son diversas, cada caso debe ser estudiado minuciosamente para poder determinar dicha causa y los factores que están propiciando la agresión y por ende estos actos delictivos que se ven marcados por el grado de daño que causan.
El estudio de la personalidad, antecedentes familiares y delincuenciales nos favorecen mucho en el hecho de estudiar lo que realmente sucede en las personas que están delinquiendo, esto desde el apoyo de la criminogénesis que busca como tal estudiar las conductas desadaptativas en el entorno social, antisociales y delictuosas, proporcionando una descripción ordenada de todas las irregularidades.
Existen diversos modelos explicativos que nos ayudan a comprender el significado y los componentes de un perfil psicológico delincuencial como una conducta viva del individuo en interacción con su entorno; tenemos el caso de las teorías neurobiológicas quienes nos proporcionan bases que sustentan desde los aspectos neurofisiológicos la conducta agresiva en el individuo, por ejemplo, hormonas responsables de la agresión como la adrenalina, implícito el sistema límbico, el hipotálamo y muchas otras bases biológicas de la conducta agresiva que al ser estimuladas provocan un mayor detonante; la agresividad puede verse como respuesta de un aprendizaje continuo y observable, así como, por la adaptación cultural y el aprendizaje individual, siendo estas teorías del espectro de los instintos, ambientales y del aprendizaje social.
Es por ello que la forma de pensar de un delincuente es ampliamente extensa y muy particular, pueden presentar característica so rasgos similares, pero no damos por hecho que la forma de pensar de un delincuente es la misma que de otro. Es importante no generalizar, cada agresor o delincuente incurre desde su propia forma de pensamiento e incluso algunos aspectos que pueden detonar en persona llegar a delinquir.
Psicólogo | Especialista en Psicología Criminal – Sergio Tyeich
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