Uno de los fenómenos que más han llamado mi atención en esta contingencia, es el referente a la manera en que los gobiernos se comunican con sus gobernados. Lo que en resumidas cuentas se ha visto únicamente orientado al cumplimiento de la cuarentena y las medidas preventivas de sanidad.
Sin la intención de contradecir las indicaciones de las autoridades sanitarias, me parece preciso señalar, que en nuestro país ha predominado una visión reduccionista e ingenua el limitar la comunicación a la adopción de medidas de confinamiento, sana distancia, el uso del cubre bocas y el lavado las manos.
Sin dudar de la contribución de estas medidas, considero que lo verdaderamente fundamental en el mensaje de los gobiernos pudiera enfocarse no sólo a recomendaciones externas sino también a acciones mucho más inteligentes y conscientes, que vayan orientadas a fortalecer el sistema inmune de los ciudadanos, el cual, es el remedio más eficaz para contener y revertir este y cualquier virus a nivel personal y social.
Todos los días estamos expuestos al contacto con millones de microorganismos, pero lo que hace que alguno de ellos pueda multiplicarse de manera perjudicial para nuestro organismo, es el nivel de soporte de este maravilloso sistema de autodefensa que tenemos integrado.
Este sistema, es un conjunto de células, tejidos y órganos que trabajan coordinados para defendernos tanto interna como externamente de tumores, microorganismos y sustancias tóxicas, por lo que constituye la defensa natural del cuerpo ante hongos, infecciones, virus y bacterias.
Ya en 1996, el australiano Peter C. Doherty y el suizo Rolf M. Zinkernagel obtuvieron el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por su descubrimiento en torno al funcionamiento de los linfocitos T (Células del sistema inmunológico que encapsulan al virus y lo llevan al sistema linfático donde son eliminados y usados para generar anticuerpos ante futuras amenazas) lo que propició un impulso para entender de mejor manera los mecanismos inmunológicos básicos, la respuesta inmune, la génesis de las enfermedades autoinmunes y un mejor conocimiento de problemas relacionados con el cáncer, los virus y las inflamaciones crónicas.
Hoy en día, la ciencia sigue descubriendo nuevas formas en que nuestro organismo es capaz de curarse por sí mismo, y de cómo nuestros estados emocionales ayudan u obstaculizan estos procesos de auto regeneración.
Tener una dieta balanceada, hacer ejercicio, dormir bien, tomar agua, exponerse moderadamente al sol, el contacto con la naturaleza y la reducción de los niveles de estrés, son acciones mucho más efectivas en el combate a enfermedades y epidemias que los gobiernos pasan por alto, siendo incluso generadores de miedo y estrés que en consecuencia contribuyen a debilitar los sistemas inmunes de las personas.
Alguien me dijo hace un par de días platicando sobre el tema, que la mayoría de los mexicanos son pobres y sólo entienden las cosas simples como “Susana Distancia”, pero yo me niego a creer que la respuesta de un gobierno sea tratar a sus ciudadanos como menores de edad, y en el peor de los casos, en lugar de generar estrés, esperaríamos políticas públicas que vayan al origen de los problemas y también una estrategia de comunicación creativa y masificada para entender y fortalecer al “Sistema Inmune”.
*Maestro en gobierno y políticas públicas por la Universidad Panamericsna, actualmente se desempeña como Director de Información del Heraldo de México Televisión.
Comentarios
Twitter&Instagram @jorgeivand