Estimado lector le invito a reflexionar y a imaginar cómo sería nuestra vida si no tuviéramos servicio de energía eléctrica, de entrada, no podríamos refrigerar alimentos, no tendríamos acceso a medios de comunicación electrónicos, se dificultaría el suministro de agua en nuestro hogar y las posibilidades de estudiar por las tardes en tu casa serían mínimas, por mencionar sólo algunos ejemplos.
En otras palabras, careceríamos de servicios básicos para la vida digna. En otras palabras, viviríamos en una condición de pobreza provocada por la ausencia del servicio esencial que es la energía limpia y accesible.
Para comprender mejor este tema que últimamente ha tomado lugar en la agenda pública, la energía está relacionada con prácticamente todas las actividades de la vida cotidiana de las personas. Sin embargo, en México 35 mil hogares (1%) no goza de energía, según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), estos son los hogares con las condiciones más extremas de pobreza energética.
Es posible que el resto de los hogares tengan energía, sin embargo, su abastecimiento no es suficiente para gozar de todas las necesidades de energía que tienen. De acuerdo con la investigación Caracterización espacial de la pobreza energética en México. Un análisis a escala subnacional , 36.7% de hogares en México se privan de algún bien como la iluminación, limpieza, o climatización por no tener energía suficiente. Esto también es una forma de discriminación.
Asimismo, miles de personas pueden estar en situación de pobreza energética, incluso viviendo en casas electrificadas, si no disponen de los recursos económicos suficientes para utilizar la electricidad o el gas.
Es de destacar que la forma de medir la pobreza energética varía según la zona geográfica de la que hablemos, ya que las entidades en las que se experimenta más calor o temperaturas extremas requieren como un bien económico esencial de calefacción. En este caso, los hogares de estas zonas que no tienen energía para la calefacción enfrentarán también una forma de pobreza.
La ausencia de energía limpia y de fácil acceso en los hogares es otro bastión que ancla las desigualdades sociales en nuestro país: mientras una casa grande llega a tener hasta más de 15 focos encendidos, existen barrios y pueblos enteros en los que las personas aún usan leña para la preparación de los alimentos.
Esto trae impactos a la salud y la vida de las personas. Por ejemplo, millones de mujeres y niños mueren cada año por estar expuestos al humo que se produce por la quema de leña, y la ausencia de calefacción será principalmente grave tras el aumento de la temperatura de la tierra a consecuencia del calentamiento global.
A pesar de esto e irónicamente nuestro país cuenta con abundantes recursos solares y eólicos, suficientes para generar el 100% de la energía consumida anualmente, incluso podría existir un excedente que podría ser exportado.
Podríamos concluir que esta situación se resume en Los gobiernos federales (incluyendo enfáticamente el que encabeza Andrés Manuel López Obrador) han apostado a la energía fósil, haciendo del petróleo (altamente contaminante, cada vez más escaso y con menos calidad y valor comercial) su mayor fuente de energía y de economía. Pero el sistema de abasto de este tipo de energía ha resultado ineficaz, obsoleto, contaminante, costosos y repleto de historias de corrupción en México.
Finalmente nuestro país debe generar mecanismos y reactivar lo que ya existen, como las subastas energéticas de largo plazo, para promover el desarrollo de energías renovables que permita alcanzar las metas contenidas en la Ley de Transición Energética a 2024 y desarrollar metas nuevas y más ambiciosas para el 2030; y la Secretaría de Energía (Sener) debe promover que la generación eléctrica proveniente de fuentes renovables para cumplir con la Ley General de Cambio Climático para la Industria Eléctrica.
A manera de propuesta el reducir la pobreza energética a través de la energía renovable permitiría lograr la educación primaria universal, reducir el tiempo de trabajo del hogar no remunerado que realizan las mujeres, reducir la mortalidad materna e infantil, y disminuir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero que produce nuestro país y que están dañando al planeta.
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