En la pasada entrega, hice hincapié en la toma de conciencia y responsabilidad que deberá generarse en nosotros ante el ingreso a la “Nueva Normalidad” después del Gran Confinamiento debido a la Pandemia de COVID-19.
Hablé de que todos tenemos desafíos por enfrentar: los ciudadanos exigir y participar; los empresarios animarse a apostar por negocios rentables que frenen la desigualdad; los gobiernos en generar políticas públicas que se centren en impulsar la justicia social y que nos preparen ante la próxima e ineludible gran pandemia. Todo ello no se forjará de manera espontánea, esa nueva realidad deberá ser moldeada por todos y será inaceptable el statu quo anterior. En resumen, será el inicio de una nueva era.
Tal y como diría Rosario Castellanos, “lo sencillo es aquello que permite comprender lo profundo”, de tal suerte, deseo dividir este análisis en dos partes: en lo político y en lo económico.
Con respecto a lo político, no podré alejarme de lo sanitario, pues hoy más que nunca la población exigirá un sistema de salud más eficiente, económico y universal. Los políticos y los hacedores de políticas públicas están obligados a estar a la altura.
En México existe una aduana a corto plazo que permitirá valorar, en toda la extensión de la palabra, la respuesta de las autoridades ante esta crisis; me refiero a las elecciones de 2021 donde se elegirán más de 3,200 cargos de elección popular, por ende, considero será un gran ejercicio plebiscitario.
Con respecto a lo económico, no es exagerado afirmar que será la cara más oscura de esta Pandemia; Citibanamex tiene uno de los pronósticos más pesimistas y realistas, pues prevé una contracción del PIB de México de 9% y ello representará, de acuerdo al FMI, que más de 3 millones de mexicanos pierdan su empleo tan solo este año, tanto en el sector formal como en el informal, y será el mayor volumen de desocupados en la historia del país. (El récord anterior se registró en 2010, cuando entonces se contabilizaron 2.6 millones de mexicanos sin empleo. Ese año, la economía se recuperaba de una recesión de 5.3% en 2009). Sobre la pobreza ni hablar, CONEVAL prevé hasta 10.7 millones más de mexicanos en pobreza y pobreza extrema.
El propósito no es dar malas noticias, sino encarar, con los ojos bien abiertos, la difícil situación que viviremos todos y que solamente unidos, solidarios y cohesionados podremos salir adelante.
Históricamente en México, los ciudadanos han tomado la iniciativa; el gobierno se ha quedado a la zaga. Seguro estoy que esta ocasión no será la excepción, incluso ya estamos siendo testigos de casos donde los vecinos, los amigos y hasta los desconocidos se tienden la mano. Que así siga.
Me despido pidiéndoles se cuiden y cuiden a los suyos.
Julián Pulido Gómez
*Maestro en Administración Pública (INAP)
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