Todos los especialistas están de acuerdo que los cárteles en la pandemia del Covid-19 no están en cuarentena y que entre ellos se ha agudizado el enfrentamiento.
La guerra entre los dos más importantes cárteles, el de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Sinaloa, se ha profundizado en la disputa por las plazas y la extensión de su poder en el territorio.
Los expertos coinciden también que las fuerzas de seguridad, que ahora tienen tareas relacionadas con la emergencia sanitaria, han mermado su capacidad para enfrentar al crimen organizado.
Los niveles de los delitos de homicidios y desapariciones de personas han crecido en los meses de marzo y abril como lo muestra la estadística oficial.
Es manifiesto que ha caído la venta de drogas hacia los Estados Unidos y eso perjudica a los cárteles y necesariamente abre el espacio, para radicalizar la disputa por los territorios.
En el vacío de poder que genera la pandemia, los cárteles han intensificado su trabajo con el propósito de ampliar su base social y para eso se han acercado a las comunidades regalando despensas, para apoyar a las familias en esta época.
El documento El crimen organizado durante la pandemia, elaborado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y el Consejo Nacional de Inteligencia (CNI) reconoce “que la mezcla de desesperación social y supuesto vacío de autoridad que se puede generar en la etapa tardía de la pandemia, querrán ser aprovechadas por la delincuencia para fortalecer su control sobre la comunidad y localidades que consideran estratégicas”.
La SSPC y CNI coinciden con otros especialistas en que el crimen organizado, en las circunstancias que genera la pandemia, está a la búsqueda de nuevas áreas de acción y que habrá un incremento en delitos como secuestros, asaltos y robos.
En la mira del crimen organizado está el incrementar el robo en el transporte de carga, cajeros automáticos, camionetas de valores, equipo médico y el asalto al personal que traslada y reparte los fondos de los programas sociales, según el documento.
Evidencia de la situación es que, del 25 de marzo al 3 de mayo, ya en pleno encierro, se han registrado 3,381 homicidios dolosos, según el Grupo Interinstitucional del gabinete de seguridad nacional.
En ese mismo tiempo se han dado 2,270 defunciones producto del Covid-19 de acuerdo a estadísticas oficiales. El número de muertos es mayor por la pandemia de la violencia, así considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que por el virus.
Para dimensionar el efecto de estas dos pandemias vale la pena considerar los casos de Guanajuato con 458 homicidios dolosos contra 33 muertes por el Covid-19; Chihuahua 270 contra 92; Jalisco 266 contra 34; Michoacán 220 contra 49 y Veracruz 119 contra 69.
Twitter: @RubenAguilar